La calcinación de 43 normalistas de Ayotzinapa, en el basurero de Cocula, Guerrero, no ocurrió de la forma como lo narraron los presuntos responsables y como lo estableció el peritaje de la Procuraduría General de la República (PGR), concluyó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
Los especialistas enviados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentaron ayer el informe “Investigación y primeras conclusiones de las desapariciones y homicidios de los normalistas de Ayotzinapa”, tras seis meses de trabajo en el país.
Carlos Beristaín, uno de los integrantes del Grupo, indicó que la conclusión es que la presunta quema de normalistas, de haber ocurrido en el basurero de Cocula, fue en otras condiciones.
“Hay enormes contradicciones entre el peritaje y las versiones dadas por los inculpados, el grupo considera que no hay evidencia que apunte a la hipótesis general que esos 43 cuerpos fueron quemados allá.
“No decimos que no se haya podido dar, pero sí decimos que ese evento así tal y como ha sido descrito, no pasó y toda evidencia recolectada por la PGR y el equipo argentino, sus diligencias muestran que se han dado fuegos de pequeñas dimensiones y temporalidad indefinida”, explicó Beristaín.
Las conclusiones del GIEI no desacreditan la identidad que se realizó de la muestra enviada al Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Innsbruck, en Austria, con la que se logró la identificación de Alexander Mora Venancio, recolectada en el basurero de Cocula.
Francisco Cox, por su parte, informó que para confirmar la versión de la pira humana, se buscaron los servicios del especialista peruano José Torero, que participó en los peritajes del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York.
Las conclusiones fueron que para quemar 43 cuerpos era necesario una gran cantidad de material combustible, lo que hubiera provocado un incendio forestal en la zona, que no se registró, y quemaduras a las personas que atizaban el fuego.
“En el caso de 43 cuerpos, la carga de combustible de madera es de 30 mil 100 kilogramos, de neumático de 13 mil 330 kilos y la duración de consumo sería 60 horas.
“Una de las declaraciones, aquella que prolonga por el mayor tiempo posible la incineración en el relato de los muchachos, un inculpado señala que el máximo tiempo que estuvieron ahí es de 16 horas, con base a esta evidencia científica el GIEI descarta dicha declaración como veraz”, explicó Cox.
En su informe, Torero detalló que la quema del combustible para 43 cuerpos hubiera provocado una llama de siete metros de altura y un columna de humo de más de 300 metros, que se hubiera visto en Cocula, por lo menos.
Un quinto camión
Otra de las hipótesis del grupo de expertos es la operación del narcotráfico en el municipio de Iguala, con el exalcalde José Luis Abarca, lo que provocó el ataque a los estudiantes, al confundirlos con integrantes de un grupo antagónico.
Al respecto se describió la presencia de un quinto camión, presente en el escenario de los hechos, que no fue atacado por los policías municipales, y que debe ser investigado.
“Ya existe una investigación de autoridades fiscales de Estados Unidos, no por este caso, pero sí del uso de camiones adaptados para el tráfico de estupefacientes, que salen de Iguala.
“El grupo piensa que sí hay que analizar si ésta es una hipótesis viable y que hay que llegar al fondo de la cuestión sobre la relación de este quinto bus con la posible motivación del ataque a los normalistas”, dijo Beristaín.
El grupo destacó que durante las investigaciones se encontraron 148 casos de desaparición forzada en Guerrero, de los cuales 82 son de Iguala, y de éstos 55 ocurrieron bajo la administración de José Luis Abarca, independientes al caso de los normalistas.
Otra de las conclusiones del GIEI establece que durante el ataque a los normalistas de Ayotzinapa, la noche del 26 de septiembre de 2014, hubo acción coordinada de autoridades municipales, estatales y federales, desde una casa de seguridad ubicada en Iguala.
Fuente: (Excelsior)