En 2021 se produjeron 1.211 detenciones de europeos en México, en su mayoría por exceder el periodo de estancia legal en el país. La Embajada de Alemania ha expresado a DW su preocupación por ese incremento y por dejar de conceder el máximo de 180 días estipulados para los turistas sin una comunicación concisa de este cambio de actuación migratoria. DW recogió testimonios de europeos detenidos, que se se quejan de las pésimas condiciones e incomunicación en las estaciones migratorias, que funcionan como cárceles.
Cuando decidieron gastar sus ahorros para venir a México, Esther y Timon buscaban disfrutar de sus playas paradisíacas, aguas turquesas, sus pirámides y su naturaleza, pero también lo escogieron para visitar a un amigo y por el trabajo de Timon, que es chef y quería descubrir la rica gastronomía del país. Sin embargo, la pareja se topó con la azarosa política migratoria. Sus vacaciones han cambiado, ahora su prioridad es evitar que los arresten.
La pareja alemana, de 25 años, aterrizó en Cancún el 7 de febrero de 2022. En el control fronterizo del aeropuerto dijeron que estarían en el país por dos meses y así lo demostraron al enseñarles el billete de vuelta para el 5 de abril. Sin embargo, el agente del Instituto Nacional de Migración (INM) les concedió apenas ocho días de estancia, indicados en el formato migratorio (FM) —un papelito de siete por cinco centímetros— de ingreso con un garabato ininteligible sobre todo en el caso del documento de Esther. “Nos preguntó por qué queríamos estar dos meses y le mostramos el vuelo de regreso. Nos dijo ‘perfecto’ e hizo una firma en el documento migratorio. Ni sabíamos que era el número de días. Nos los devolvió con un muy simpático: ‘Bienvenidos a México’. Ni imaginamos que nos había dado menos días”, cuenta Timón.
Detenido por superar la estancia legal en el país
Los jóvenes viajeros dieron por hecho que podían permanecer legalmente en México los dos meses, mucho menos de los “hasta 180 días” que se indican en la página web de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) mexicana y que habitualmente se concedían a los turistas europeos sin mayores preguntas. Solo se enteraron de que esa postura había cambiado cuando pudieron hablar con su amigo Chris, con quien se iban a quedar en Playa del Carmen durante la primera semana, pero al que no pudieron localizar hasta después de cuatro días.
Chris, un austríaco de 30 años, estaba viviendo su propia odisea en México. Estaba detenido en la estación migratoria de Chetumal, en la frontera con Belice, desde el 5 de febrero. Durante un trayecto de Playa del Carmen hacia Bacalar, otra de las joyas turísticas de México, un retén del INM, junto con miembros de la Guardia Nacional, paró el autobús de línea en el que viajaba, pidió la identificación de todos sus pasajeros y lo detuvo por superar la estancia legal en el país que le habían dado a su entrada.
En su tarjeta migratoria (FM) el pintarrajo con el supuesto número de días permitidos es aún más indescifrable. A Chris tan solo le dieron 40 días y lo aprehendieron cuando ya llevaba 52 días en México. “Están en su derecho de darme los días que quieran y de detenerme si me paso, pero deberían avisar de los días con claridad y darnos explicaciones cuando nos arrestan”, dice a Deutsche Welle por teléfono. Al joven austríaco lo subieron en una camioneta de ventanas rejadas, le quitaron el celular y sus pertenencias y lo llevaron a una estación migratoria, una especie de cárcel, junto a ciudadanos cubanos, hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y también una pareja estadounidense y un alemán.
“Lo difícil es no saber cuándo vas a salir”
“Te sientes un criminal. Tan solo te dejaban hacer dos llamadas a la semana y, si nadie respondía, mala suerte. Si pedías a los agentes otra llamada, algo de comida o cualquier cosa, la respuesta era siempre ‘ahorita’, pero no te hacían caso. Lo difícil del encierro es no saber cuándo vas a salir. Allí había gente que llevaba dos meses hasta medio año”, cuenta Chris, que prefiere eludir su nombre completo porque todavía se encuentra en México. El joven austríaco salió gracias a la mediación de su embajada y le dieron 20 días para regularizar su situación en el país.
Durante la semana de encierro compartió celda con Julian Pennant, un alemán que, tras su puesta en libertad, explicó su caso en un video de Instagram que se viralizó. Julian, boxeador amateur, denuncia las pobres condiciones del centro de detención, donde dormía en colchones delgados, olía a orín todo el tiempo, debía ducharse junto a otros extranjeros, había personas muy enfermas sin recibir atención médica y donde los agentes se burlaban continuamente de ellos.
“Cuando me di cuenta de que solo me dieron 27 días (quería quedarse 3 meses), contacté a varios abogados que anuncian sus servicios en las paredes de Tulum y me dijeron que no me preocupara, que todos los turistas se sobrepasan del tiempo legal”, afirma Julian a este medio para justificar por qué no se presentó ante las autoridades migratorias para legalizar su estancia. En su publicación, el joven alemán asegura que los agentes migratorios ganan dinero por cada detenido y día encarcelado, pero sin dar mayor explicación. “Estados Unidos le da dinero a México para detener a migrantes. No importa de qué país, somos números, cuántos más digan que han detenido, más dinero les dan”, detalla a DW sobre una especulación que no se puede demostrar hasta el momento. A raíz del video de Julian, se han disparado las consultas de ciudadanos alemanes que tienen previsto viajar a México, pero la inquietud de las autoridades surgió ya hace meses.
Preocupación por el aumento de detenciones
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania ha notado un considerable aumento de detenciones de viajeros de su país. Solo en lo que va de año, la Embajada alemana en México ha recibido 15 solicitudes de ayuda de conciudadanos internados en estaciones migratorias, según revelan a DW fuentes diplomáticas que, frente a este incremento, han manifestado una preocupación que comparten con otros países de la Unión Europea.
Ante este aumento de detenciones y la arbitraria concesión de menos días de estancia, el Ministerio de Relaciones Exteriores actualizó las recomendaciones de viaje a México. “Las autoridades mexicanas están comprobando actualmente muy cuidadosamente en el control de entrada si se puede confirmar el alojamiento en el país y durante cuánto tiempo y si hay un boleto de regreso correspondiente disponible. La duración de la estancia se reduce con mucha precisión en el formulario de entrada, a menudo sin que los viajeros lo sepan”, advierte en un apartado agregado el 21 de enero al inicio de la página.
Como se indica en los canales oficiales mexicanos, el INM puede otorgar hasta un máximo de 180 días de estancia legal a los turistas provenientes del espacio Schengen, pero esto no implica obligatoriedad de conceder los 180 días, como se hacía hasta hace pocos meses, sino que pueden ser menos. Los agentes migratorios tienen la potestad legal de conceder a su discreción tantos días como consideren en cada caso. Por eso, la Embajada alemana insiste ahora en mostrar el billete de avión de vuelta, aunque para Esther y Timon ni siquiera eso les sirvió para darles el plazo hasta su partida. Si los viajeros exceden el periodo permitido, las autoridades mexicanas pueden detenerlos y encerrarlos hasta que resuelvan el caso, lo que, dada la lenta burocracia mexicana, puede demorar varios días o semanas. Normalmente las autoridades otorgan 20 días a los extranjeros para resolver su estancia legal en el país, es decir, expedir una visa como residentes temporales, o bien abandonar el territorio nacional.
La cónsul honoraria de Alemania en Cancún mantiene un contacto directo y constante con las autoridades migratorias de Quintana Roo y como en el caso de Julian, la intervención de la embajada germana ha permitido la rápida liberación de todos los conciudadanos que les contactaron. No obstante, la misma fuente consular asegura a DW que, si hay una mayor restricción a la estancia de turistas europeos, México debería comunicarlo de una manera más clara y visible en sus canales oficiales.
Más controles migratorios en zonas turísticas
Cedric llegó a Ixtapa (Guerrero) en noviembre para encontrarse con su novia, Florian, y unirse como voluntario en una organización de rescate y protección de perros y gatos abandonados. Tras terminar su voluntariado, la pareja francesa de 34 y 31 años, emprendieron una ruta por la península de Yucatán, donde se ubican los lugares más turísticos de México. El 11 de febrero tomaron un ferry desde Cozumel y, al descender en el embarcadero de Playa del Carmen, Cedric fue arrestado por agentes del INM. Tan solo le habían dado 40 días, pese a que él informó en el control aeroportuario que iba a estar tres meses. En su caso, además, el agente escribió en lápiz en una de las esquinas del formato migratorio el número ‘90′, los días que Cedric había dicho que se quedaría. “Nunca siquiera me planteé que me iban a dar menos días, porque mi voluntariado duraba dos meses, ¿cómo me iba a quedar sólo 40 días?”, afirma el joven galo a DW.
Fue trasladado a la estación migratoria de Cancún, donde pasó tres noches junto a un estadounidense y un francés. “Me llevaron a un supuesto doctor para corroborar mi estado de salud, pero no me daban ninguna explicación”, relata. Solo le dejaron ver a Florian —a quien sí le dieron 180 días de estancia— durante veinte minutos. Ella contactó insistentemente a la Embajada francesa, quienes le respondieron que tenían muchos casos como el de su novio y que no podían hacer nada durante el fin de semana, según cuenta la joven. El lunes, los agentes del INM, según cuenta Cedric, les dijeron a los tres compañeros de celda que los iban a dejar salir porque iban a entrar muchos migrantes y no tenían espacio. Después de firmar numerosos papeles y tomarle las huellas dactilares, lo soltaron. Pese a disponer de 20 días para regularizar su situación, la pareja salió de inmediato hacia Guatemala por temor a volver a ser detenidos. “Te tratan como un criminal, es muy traumático. Nos da miedo volver a vivirlo”, señalan.
Drástico incremento de turistas detenidos
El ferry de Cozumel a Playa del Carmen no es ruta migratoria de Centroamérica hacia Estados Unidos. Tampoco pasan migrantes por la carretera que lleva a Chichen Itzá, la legendaria ciudad maya y uno de los principales atractivos turísticos de la península de Yucatán, donde prácticamente solo transitan viajeros y donde en los últimos meses se han instalado retenes migratorios. Además, algunas embajadas ya han registrado casos de detenciones por las calles de Playa del Carmen, a la salida de los hoteles.
¿Por qué México, sin motivo aparente, ha comenzado a reducir el periodo de estancia para turistas? ¿Por qué han aumentado los controles migratorios terrestres en zonas turísticas? ¿Por qué los agentes migratorios del aeropuerto no avisan verbalmente de los días otorgados o los escriben de forma confusa? Esas son algunas de las preguntas que se hacen las representaciones de países europeos en México. Fuentes de la Embajada mexicana en Alemania también han expresado a DW su preocupación y desconcierto por esta nueva actuación de las autoridades migratorias hacia los viajeros europeos, en su mayoría mochileros, y también hacia los estadounidenses.
No obstante, fuentes de la Unidad de Política Migratoria han señalado a DW que no existe una orden para aumentar las detenciones contra este perfil de visitantes y desmienten que se hayan intensificado los controles migratorios en la península de Yucatán, aunque las cifras muestran lo contrario. Durante el año pasado fueron presentados (detenidos) ante la autoridad migratoria un total de 1.211 extranjeros de Europa, según datos de la INM a los que ha tenido acceso DW, lo que supone un desorbitado aumento respecto a los 67 aprehendidos en 2020 y los 135 de 2019.
El cobro de sobornos no es el motivo
“Una política migratoria restrictiva afecta a todo el mundo, incluso a la población mexicana y ahora llega a perfiles privilegiados, como los europeos. El INM es un espacio tan corrupto que, al no haber hecho un trabajo de limpieza, se permite que haya un negocio con la extorsión”, asevera a este medio la experta en asuntos migratorios Mariana Zaragoza. En respuesta a DW, el INM niega cualquier acusación sobre el cobro de extorsiones por parte de sus agentes y puntualiza que no debe confundirse el pago de una multa con un soborno.
No obstante, la asesora jurídica del Instituto Federal de Defensoría Pública en Cancún, Carmina Gutiérrez, confirma a este medio que existe un “grave abuso” contra los migrantes por el cobro de dinero para dejarlos salir de las estaciones migratorias. “A mediados de año pedían 1.500 dólares de sobornos y ahora ya van por 2.500. Es algo muy extendido”, reclama la abogada pública especializada en atención a personas en movilidad, quienes casi nunca denuncian “por miedo a represalias de los agentes migratorios, porque creen que si lo hacen, tardarán más tiempo en salir de la estación”. Esa supuesta práctica parece ajena para la mayoría de turistas occidentales.
Ni en el caso de Chris, ni de Julian ni de Cedric, los agentes migratorios pidieron un pago para permitirles la salida del centro de detención. Tampoco en ninguno de los 15 casos registrados por la Embajada alemana en lo que va de año, según la misma fuente. Incluso, cuando detuvieron a Cedric junto a otro turista estadounidense, la pareja de este ofreció dinero al personal del INM y éstos lo rechazaron.
Sin respuesta y con temor
Los gobiernos europeos no tienen respuesta cuando sus ciudadanos les llaman para preguntar sobre los motivos por los que ahora les dan menos días de estancia. Las consultas de alemanes con un billete de avión a México “han aumentado de manera sustancial” en las últimas semanas, según informó a DW la Embajada germana, la mayoría para saber qué hacer en caso de que en el aeropuerto les den una estancia menor a la de su billete de regreso.
La respuesta de la Embajada alemana siempre es la misma: sobre todo hay que fijarse bien en los días que escriben en el papel, o preguntar para que lo especifiquen verbalmente y tratar de aclararlo al momento con el propio agente migratorio. En caso de darse cuenta después, la única solución es acudir a la estación migratoria más cercana antes de que expire el plazo de estancia legal. Si ese periodo ya ha expirado, cuando un extranjero se presenta voluntariamente ante las autoridades migratorias, la ley mexicana establece que no puede ser detenido. La normativa no permite ampliar la estancia como turista, pero sí realizar una corrección de los días escritos en el formato migratorio si se comprueba que hubo un error.
Esther y Timon son dos de los alemanes que contactaron a la embajada cuando se percataron, avisados por Chris, de que solo les habían dado ocho días de permanencia. Pese a que no pueden ser aprehendidos si acuden de manera voluntaria, les dio pánico presentarse ante las autoridades migratorias y enviaron a un amigo para preguntar sobre las soluciones a su caso. El funcionario, según su versión, les dijo que lo mejor era que saliesen a otro país y volviesen a entrar para renovar su tiempo de estadía, la opción más recurrente entre los extranjeros que viven y trabajan en México con una estancia de turistas, algo totalmente prohíbido.
La pareja de alemanes no puede permitirse pagar dos billetes de avión así que decidieron extremar las precauciones durante su viaje para evitar su aprehensión. En lugar de desplazarse en transporte público, rentan un auto para trayectos largos; han desistido de ir a Isla Mujeres o Cozumel para no tomar un ferry; en vez de visitar Ciudad de México y el Golfo de California para encontrarse con otros amigos que viven ahí, como habían planeado, se moverán tan sólo por la península de Yucatán y un poco por Chiapas.
Al nerviosismo por las condiciones de seguridad en un país donde se asesinan a más de un centenar de personas al día y la violencia ya ha azotado a los lugares más turísticos, ahora también se suma el temor a la detención. Como muestra, ninguno de los viajeros entrevistados, excepto aquellos que ya se encuentran fuera del país, ha querido dar su apellido para prevenir cualquier represalia del INM.
“Nos da mucho miedo que nos metan en una cárcel migratoria, porque ya hemos leído cómo son las condiciones ahí. Por eso vamos con cuidado, pero tampoco nos quedaremos escondidos en el hotel como fugitivos. Uno va nervioso todo el tiempo, ya no disfruta tanto las vacaciones. Nos da algo de tranquilidad que nuestra embajada ya sepa de nuestra situación y, si nos detienen, tal vez consigan liberarnos en pocos días”, señalan Esther y Timon, quienes, a pesar de los inconvenientes, coinciden en que les ha encantado el país y su gente.
La joven pareja tiene el vuelo de regreso a comienzos de abril y en el control del aeropuerto les pueden multar por superar su tiempo de estancia concedido. La sanción va de los 3.457,40 a los 17.287 pesos (de unos 170 a unos 850 dólares) y pagarla al momento es requisito indispensable para permitir su salida del país. O tal vez no les digan nada y se despidan con un amable ‘Vuelvan pronto’, como les ha sucedido a varios visitantes consultados que tenían su periodo de estancia vencida.