CHIQUILÁ, 17 de abril.— En un episodio inusual que ha encendido alarmas entre comunidades pesqueras del norte de Quintana Roo, un grupo de pescadores del puerto de Chiquilá fue interceptado hace unas noches por elementos de la Marina de Estados Unidos mientras realizaban labores de pesca en altamar, a 30 millas náuticas de la costa y a 18 millas del límite del mar territorial mexicano.
El encuentro, captado en video por los propios pescadores, ocurrió durante la noche y muestra el momento en que una lancha rápida con personal armado de la María estadounidenses, con acento caribeño, se acercó a la embarcación mexicana y exigió a los tripulantes que levantaran las manos, explicaran su presencia en la zona y se alejaran de un buque de guerra anclado en las inmediaciones.
“Están muy cerca de un buque de guerra”, advirtió uno de los uniformados, ordenando a los pescadores retirarse al menos tres millas náuticas. Aunque el intercambio no escaló más allá de los cuestionamientos, los hombres de mar regresaron al puerto con una mezcla de sorpresa, indignación y temor.
La ubicación del incidente, al norte de la isla de Holbox, se encuentra en aguas internacionales, pero dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de México, donde el Estado mexicano mantiene derechos soberanos sobre los recursos naturales, conforme a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
La presencia de personal militar extranjero operando tan cerca de las costas mexicanas ha despertado preocupación, especialmente porque ni el gobierno federal ni la Secretaría de Marina han emitido posicionamiento oficial. Tampoco hay claridad sobre si estas acciones forman parte de algún convenio de cooperación binacional o si se trató de una incursión unilateral.
Este hecho se suma a reportes recientes sobre el despliegue de embarcaciones militares de Estados Unidos en la costa del Pacífico mexicano, que incluyen buques que han participado en operaciones en Medio Oriente y ahora patrullan desde aguas internacionales el tránsito marítimo cercano al litoral nacional.
El incidente con los pescadores de Chiquilá se da en un contexto de creciente tensión bilateral, marcado por la presión de Washington en temas de seguridad y combate al narcotráfico.
Por lo pronto, la escena vivida por los pescadores —marinos extranjeros exigiéndoles mostrar las manos y retirarse de una zona que, aunque internacional, está bajo jurisdicción económica de México— revive una vieja preocupación en la región: la fragilidad con la que puede sentirse la soberanía cuando buques de guerra navegan cerca y dan órdenes sin que nadie en tierra se pronuncie.