Afganistán, 3 de agosto.- Al menos 29 personas murieron y 50 resultaron heridas en un asalto del grupo extremista Estado Islámico en el este de Afganistán sobre una prisión que retenía a cientos de sus miembros.
El ejército afgano recuperó el control de la prisión el lunes por la tarde tras horas de tiroteos, aunque miembros de la milicia islamista seguían disparando desde un vecindario cercano.
Las fuerzas de seguridad tomaron el recinto en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, unos 115 kilómetros al este de Kabul, indicó el portavoz del Ministerio de Defensa, Fawad Aman.
Aún se oían disparos esporádicos de edificios residenciales cercanos, en una zona de alta seguridad cerca de la oficina del gobernador.
El ataque hizo patentes los desafíos que afronta Afganistán, mientras las tropas estadounidenses y de la OTAN inician la retirada tras el acuerdo de paz firmado por Washington y el Talibán.
Al registrar el penal, las fuerzas de seguridad encontraron los cuerpos de dos presos talibanes, al parecer asesinados por el Estado Islámico, en una muestra de las tensiones entre los dos grupos armados, que combaten entre sí en el este de Afganistán.
Entre los muertos había civiles, presos, guardias y fuerzas de seguridad afganas, dijo Attaullah Khogyani, vocero del gobernador de la provincia de Nangarhar.
El asaltó comenzó el domingo por la noche cuando un agresor de Estado Islámico detonó un vehículo lleno de explosivos en la entrada del penal. Tras la explosión, varios milicianos empezaron a disparar a las fuerzas de seguridad en la prisión.
La filial del grupo extremista en Khorasan se atribuyó el ataque. El grupo tiene su base en la provincia de Nangarhar.
Tres agresores habían muerto por el momento, pero la batalla continuaba el lunes con fuego esporádico en los terrenos de la prisión y un complejo residencial cercano, dijo Khogyani.
El motivo el ataque no estaba claro en un primer momento, aunque varios presos escaparon durante el suceso, indicó otro funcionario provincial que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios.
La prisión retiene a unos mil 500 presos, se cree que cientos de ellos pertenecientes a la filial del Estado Islámico en Afganistán. Khyogani dijo que unos mil presos que habían escapado antes fueron localizados por fuerzas de seguridad en la ciudad. No estaba claro si quedaban presos prófugos.
El ataque se produjo al día siguiente de que la agencia de inteligencia afgana anunciara que las fuerzas especiales habían matado a un comandante del Estado Islámico cerca de Jalalabad.
Aunque el Estado Islámico ha visto desaparecer lo que describía como su califato, que se extendía por Irak y Siria, tras una campaña de varios años, ha seguido luchando en Afganistán. Los extremistas también han combatido al Talibán, derrocado en una invasión liderada por Estados Unidos en 2001 tras los ataques del 11 de septiembre.
El portavoz político talibán Suhail Shaheen dijo que su grupo no estaba implicado en el ataque.
Tenemos un cese el fuego y no estamos involucrados en ninguno de estos ataques en ninguna parte del país”, dijo.
El Talibán declaró un cese el fuego de tres días a partir del viernes por el importante feriado musulmán de Eid al-Adha, también conocido como Fiesta del Cordero. El cese el fuego expiró en la medianoche del domingo, aunque en un principio no estaba claro si se ampliaría.
Estados Unidos está presionando para que comiencen las negociaciones afganas, demoradas varias veces desde que Washington firmó un acuerdo de paz con el Talibán en febrero.
Los talibanes también negaron estar implicados en un ataque suicida en la provincia oriental de Logar, que mató el jueves a nueve personas e hirió a al menos 40, según las autoridades.
Afganistán ha registrado un aumento de la violencia, con una mayoría de ataques reivindicados por la filial local del grupo Estado Islámico.