CANCÚN, 27 de mayo.– La madrugada del 26 de mayo falleció a los 86 años de edad la abogada Josefina Castro Ríos viuda de Bazan, la primera notaria de Quintana Roo, a donde llegó en 1974 para trabajar en el arranque del Tribunal Superior de Justicia.
Originaria de Xalapa Veracruz, fue agente del ministerio público y juez de primera instancia y luego de casarse con Miguel Angel Bazán, ambos se trasladan a Acapulco y luego a la ciudad de México para trabajar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La abogada Josefina Castro aterriza en Chetumal en febrero de 1974 junto con sus hijos, para reunirse con su espoo, quien desde noviembre de 1973 se desempeñaba como juez de Distrito en Quintana Roo.
Para 1975, recibe invitación del primer gobernador del naciente estadp de Quintana Roo Jesús Martínez Ross, para integrarse al Tribunal Superior de Justicia, en el que es nombrada primera secretaria general de acuerdos y primera magistrada super numeraria.
Al fallecer su esposo, que para 1978 era notario público múmero dos en Cancún, participa en el primer examen de oposiciónpara una notaría en el estado y gana la titularidad de la mencionada notaría, convirtiéndose así en la primera notaria pública de Quintana Roo y una de las pioneras a nivel nacional.
Fue dos veces presidenta del Colegio de Notarios, en 1983 y 1994, asumiendo en su segundo periodo la vicepresidencia Sur de la Asociación Nacional del Notariado Mexicano, en la presidencia de Adalberto Ortega.
Participó en la ceremonia de los 500 años de las Américas en 1992 representando al notariado dquintanarroense Santo Domingo, República Dominicana.
Siempre estuvo dispuesta al trabajo comunitario y con esa disposición formó parte de diversos organismos y asociaciones de profesionistas como la Mesa Redonda Panamericana en Chetumal. Es fundadora del capítulo Cancún de la Asociación de Mujeres Profesionistas, de los patronatos del parque Kabah, del Hospital General y de la Asociación Estatal de Colegios de Profesionistas.
Apoyó a la constitución de otros patronatos como los de radio Cultural Ayuntamiento, Amigos del CEBTIS 111 y Amigos de Sian Ka’an.
Siempre fue una preocupación suya la de generar identidad y arraigo en la ciudad y para evitar que más jóvenes abandonaran el estado para estudiar en otras partes de México, participó en la fundación del Instituto Internacional Maya Cancún, escuela que escaló al nivel universitario y de la que más de 10 generaciones de estudiantes.
También fue dundadora de la asociación civil Clúster, que ayuda en prevención de las adicciones.
Colaboradora y benefactora de asociaciones civiles y de la academia, incursionó brevemente como maestra y sostuvo por años becas y donativos. Ayudó en muchos procesos jurídicos de formación de instituciones y personas, fue nombrada con una mención especial por su labor en derechos humanos en el 2006 y forma parte de los 100 históricos de Cancun.
En los últimos años de su vida fungió como notario auxiliar.
En los hechos se constituyó en construtora de instituciones sociales y promotora de la identidad y arraigo de los cancunenses.
Tuvo tres hijos: Araceli, Adriana y Carlos Alberto. Le sobreviven los dos últimos, tres nietos (Miguel, Alberto y Addie), sobrinos y primos hermanos.