En las elecciones de 2008 en las que “Greg” Sánchez obtuvo el triunfo sobre Víctor Viveros Salazar, el PRI fue víctima de muchas traiciones y de la doble moral de muchos de quienes se decían sus militantes. En realidad, lo que se vivió durante la campaña electoral de entonces, fue una lucha entre priistas de diversas facciones. En el bando de Gregorio Sánchez, los operadores políticos fueron expriistas –y algunos todavía en activo- que se enfrentaron a la estructura tradicional del tricolor.
Los priistas y expriistas que operaron para Gregorio Sánchez estuvieron comandados por Jorge Polanco y por Luís Ross, que se saben las mañas y artimañas del bajo mundo de la política. Ross es un sujeto de baja estofa, pero que tuvo la oportunidad de conocer a muchos líderes y lidercillos de las colonias populares de Cancún. Jorge Polanco Zapata tiene bastante experiencia política y se rodeó de unos cuantos colaboradores para armar lo que se llama la estructura electoral de Sánchez Martínez, que fue muy eficaz.
En el bando de Víctor Viveros funcionó un PRI con una estructura paralela. Por un lado, el Comité Municipal encabezado por Paul Carrillo, haciendo todo lo humanamente posible para sacar adelante la elección. Y por el otro lado, la estructura que manejaba Julio Durán, con más recursos, con más gente y que concentraba la mayor información de la campaña. Esta fue la estructura que no funcionó a cabalidad.
A Víctor, le falló también su equipo de comunicación, porque no tenía el pulso de la opinión pública. Se dejaba guiar por informes de la gente que sólo llevaba “agua a su molino”. Fue entonces cuando Víctor empezó a ver “fantasmas” por dondequiera. Empezó a desconfiar de todos. No sabía cuál era el manejo de su campaña en los noticieros de radio y televisión, y no leía ni siquiera las columnas políticas. Sólo prestaba oídos a lo que le decían supuestas aliadas que en realidad jugaban en el bando contrario.
Víctor, a pesar de su desconfianza, le tuvo una absoluta fe a las encuestas de Gisela Rubach y de Mitofsky, que siempre lo mantuvieron arriba. Todos esperaban que funcionara la estructura priista. Pero, los hechos demostraron que ya era una estructura cooptada por “Greg” Sánchez. Cuando Víctor empezó a conocer los datos reales a la media noche del domingo, se puso nervioso. Pero su derrota era irreversible por segunda ocasión. La primera fue ante “Chacho”. La lección es que cuando el PRI se divide, pierde.
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