Este fin de semana, gracias a la aportación de dos jóvenes de la UQROO que hacen su servicio social en el Congreso de Quintana Roo, llegó a mis manos el libro “Democracia transparencia y educación”, escrito por Eduardo Andere y publicado por SXXI editores en2018.
Dicha obra llamó más mi interés después de haber revisado el informe de la OCDE 2019 sobre los niveles de educación, en donde se menciona el poco avancede México en una década al pasar del 16% al 23% de personas que completan la educación superior. Haciendo especial énfasis en los posgrados, en donde México tiene una clara desventaja, ya que solamente el 0.1% de la población entre 25 y 64 años cuentan con doctorado.
Lo anterior, de conformidad con la OCDE nos catapulta como uno de los países con mayor nivel de trabajo informal, con menos educación social y con altísimos índices de corrupción. Es decir, que una cosa lleva a la otra, y por ello el título de este artículo, porque la falta de educación y crianza se convierten en la raíz de todos los problemas.
Es así que, para el autor de la obra citada en el primer párrafo, ser educado, democrático y creativo no son fenómenos que se dictan ordenan por decreto, sino que la democracia y la vida democrática, son cosas que se aprenden en tres lugares: el hogar, la comunidad y la escuela, en ese orden.
El autor hace un crudo comparativo con las teorías de Octavio Paz, señalando que: “los mexicanos simulamos que somos demócratas con campañas opacas y con organizaciones sociales, como partidos políticos o sindicatos antidemocráticos,donde al final los beneficios reales son sólo para unos cuantos”.
Hace una fuerte crítica en donde un ciudadano educado, no es solamente el que sabe leer y escribir, sino aquel que saber leer y escribir detrás de las intenciones políticas, parafraseando a Ernest Hemingway, de la siguiente manera: “Para qué sirve la educación? Para detectar la basura”.
Para Andere, la democracia exige el funcionamiento del cerebro racional y también del conocimiento, mismo que se debe construir desde el nacimiento de forma orgánica. Por lo que en un país que no lee como el nuestro, la falta del conocimiento y del cerebro racional, provocan que la toma de decisiones seasuplantada por emociones como el enojo, el resentimiento, el coraje, a la decepción y a la desilusión.
Es así como, la única explicación para que los mexicanos no corrijamos el rumbo, a pesar de los indicadores que nos demuestran que andamos mal; a pesar de las menciones y campañas anticorrupción, esdebido a la falta de educación, de crianza, de cultura y de uso del cerebro racional.
El hecho que un mexicano en el extranjero no tire basura, no rebase por la derecha, no ejerza la corrupción, el ambulantaje, la piratería y demás, lo explica mediante las teorías conductistas de la siguiente forma: “Cualquier mexicano por nacimiento, que es sometido un ambiente de aprendizaje familiar, escolar y social proclive a la civilidad, a cooperar en lugar de gorronear, apremiar la conducta social en lugar de la conducta cicatera, se comportará como cualquier otra persona de cualquier otro origen, por ser nutrido en un sistema así. Es un esquema básico de condicionamiento positivo conductista”.
En estricto sentido, los mexicanos no somos corruptos de nacimiento. La corrupción no se adquiere por genes biológicos, sino por genes sociales que los hacen pertenecer a una cultura que se niega a evolucionar, porque es más fácil, siempre, culpar a los demás de nuestra flojera para leer, de nuestra indolencia para respetar señales, para levantarnos a tirar la basura e incluso para votar o no votar.
Sin duda, después de las críticas a la idiosincrasia del mexicano de Octavio Paz, de Rius, de Carlos Monsivais o de José Agustin; esta obra de Eduardo Andere, viene a refrescarnos la memoria para recordarnos que como sociedad seguimos donde mismo, ahora tenemos que estar atentos para conocer los avances que ha generado la Cuarta Transformación en este primer sexenio, que sin duda, deben ser evidentes.