Café Negro
La fuerza de Morcillo
Óscar González
Fue un muy buen administrador al frente de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado, y aunque recibió al iniciar este sexenio como salida digna la titularidad de la extinta Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional –salida al fin–, nunca formó parte del equipo del gobernador Roberto Borge Angulo, a quien de hecho se enfrentó abiertamente en busca de la gubernatura, pero las formas del sistema lo recompensaron por una regular gestión como presidente municipal de Othón P. Blanco, que finalizó entre cuestionamientos y las primeras manifestaciones de una crisis mundial que ya tiraba feroces dentelladas.
Luego de tres décadas de militancia, Andrés Ruiz Morcillo deja el PRI, y molesto por no haber sido tomado en cuenta para la candidatura a diputado federal, busca ya postularse como independiente. Está en su derecho.
Tiene seguidores, sí, es cierto, pero quién sabe de dónde saca las cuentas para sentirse capaz de lograr fuera del PRI lo que nunca consiguió como tricolor: crear un grupo político sólido, con personalidades influyentes y arrastre popular. Bastaría con un ejercicio de introspección –ya no digamos autocrítica– para darse cuenta de que si llegó a ser alcalde de Chetumal no fue precisamente por su popularidad, sino por acuerdos al interior del sistema que lo postuló. Para su desgracia, el contraste con su antecesor y sucesor –con Carlos Mario Villanueva Tenorio en el ínterin– en el inmueble de la avenida Álvaro Obregón 321 de Chetumal, Eduardo Espinosa Abuxapqui, que ni en las viejas buenas ni en las nuevas malas ha perdido el respaldo ciudadano, es demasiado notorio.
Un ingeniero muy técnico, meticuloso y ordenado, sí es Andrés Florentino; un líder capaz de volcar al pueblo a su favor, no. Alguien muy querido de sus amigos, lo es, porque él mismo es un buen amigo, pero un adalid en el que confíe el Número Uno en la toma de decisiones, de ninguna manera. A los puestos del servicio público a los que accedió en su carrera lo hizo merced a voluntades superiores que confiaron en su talento –comprobado– y en su lealtad, hoy en tela de duda, al menos para quienes entre sus excorreligionarios ostentan el poder, y esto no porque su rebelión estaba cantada, sino porque sostuvo un largo coqueteo con el PRD, Némesis para el Tricolor, que al final se está decantando por el exalcalde morelense Domingo Flota Castillo o por la exdiputada Jaqueline Estrada Peña para el sureño Distrito Federal Electoral 02.
Hace tres años ni Eduardo Espinosa logró forzar la voluntad de un todavía sólido, monolítico y vertical sistema priista local —quod erat demostrandum en las elecciones locales pasadas– y ahora es presidente municipal. De los que alzaron la mano en aquel entonces, cuando Roberto Borge Angulo salió ungido, Gabriel Mendicuti Loría es un sólido secretario de Gobierno, Cora Amalia Castilla Madrid ostenta una diputación local sin poder alguno, muy por debajo de sus aspiraciones, y Ruiz Morcillo se montó en un tobogán, para pasar del gabinete a la triste dirección de un bachillerato, del que acabó siendo corrido por los maestros sin recibir espaldarazo alguno.
Porfiamos al insistir en que tiene todo el derecho de irse por la libre. De sus verdaderas posibilidades de triunfo él es el primero que debería sacar las cuentas.
Desde luego, el PRI le desea sinceramente el mayor de los éxitos, pues calcula que los sufragios que pudiera alcanzar se los restará a las oposiciones.
GRILLOGRAMA
Panorama…
Seguro esto no le cuadra
Y le espera un gran chorrillo
Al buen amigo Morcillo
¡Si no gana ni en su cuadra!