POR JANYNA RIVERA
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El tema del aborto ha sido, es y seguirá siendo aun con las reformas aprobaciones y legislaciones un tema polémico y sumamente sensible. Siempre saltará la pregunta ¿si es un crimen o una necesidad social?
El tema ya está puesto en la mesa legislativa de Quintana Roo y en la mesa de las redacciones de medios informativos, de las estancias laborales y de los hogares, toda vez que es la plática común que aborda los últimos días.
Si bien cada quien es libre de hacer o no hacer, y desde estas líneas somos respetuosos a lo que cada ser humano decida realizar en su vida, si hay que ser coherentes y reales con lo que marcan las leyes y lo que no ha dejado de suceder en lo oscuro.
La realidad es que a pesar de considerarse delito la interrupción del embarazo en condiciones que no marque la ley, y lo penalizado que pueda ser, este no ha reducido el índice de abortos, como tampoco se han reducido los homicidios dolosos, fraudes, narcotráfico entre otros y no por ello da pie a quitarlos del código penal por ser delitos.
Por otra parte, de legalizarse con restricciones, quien esté fuera de la norma, lo hará de manera clandestina u en otro sitio que permita su condición y entonces suena la otra parte, del porque no legalizarlo.
Esa es tarea de los legisladores, plantear ambos escenarios considerando la demanda de los colectivos a favor de la legalización y las evidencias que marcan, a la vez equilibrando con lo que refieren los grupos próvida, y sin confundir que, si bien el estado es laico, la sociedad en su mayoría no lo es.
Es aquí donde vemos la tibieza en la toma de decisiones dejándose arrebatar su centro de trabajo nuevamente producto de la descompostura legislativa. Cientos de quintanarroenses que siguieron hasta el último minuto la transmisión escuchamos y vimos la deficiencia en el análisis, el escuchar y donde permeo la intolerancia, la necedad, la prepotencia y hasta la imposición, argumentando “querer confundir a la ciudadanía” cuando la confusión se origina en no sentirse representados.
Hoy el tema más polémico, mas no más importante de la agenda legislativa esta entrampado obstaculizando otros por la ignorancia de algunos y el autoritarismo desde tribuna.
EN EL OJO DEL HURACÁN.
El fatal y lamentable homicidio de Nacho Sánchez Cordero, arrebató además de la vida y la paz de su familia, también un proyecto y la serenidad de los porto morelenses de tener en él, un líder confiable.
Es innegable que quien lamentablemente perdiera la vida, era quien lideraba las encuestas de preferencia para ser además del candidato a la presidencia municipal, el vencedor sin más el día de la elección.
Hoy se pretende ensuciar el nombre de Ignacio Sánchez queriendo vincular a grupos delictivos, cuando su carisma, preferencia social y arraigo era lo que lo mantenía firme y derechito al triunfo.
Actos que otros, posiblemente sus adversarios o envidiosos les pudo haber estorbado en el camino en el hecho de aferrarse a como dé lugar a ser quien suceda a Laura Fernández Piña, a quien de alguna manera le dieron “un mensaje” pues es sabido “Nacho o Papo” era su delfín.
De ser un móvil político este crimen que ha movido las fibras de todos los que pretenden participar en la contienda electoral, surgen las preguntas ¿a quién le perjudicaba? ¿con quién se confrontó? ¿quién hizo evidente su envidia y quiso sacarlo del camino? Posiblemente ese que piense, ese es…
En tanto, que en paz descanse Nacho Sánchez.
LO QUE LAS COPETUDAS CUENTAN.
Retomando nuevamente el tema de boga que es la despenalización del aborto, interesante resulta ver pronunciamientos sobre “el patriarcado y el machismo” de funcionarias, ex funcionarias, ex militantes o militantes de partidos políticos, en su mayoría del PRI.
Palabras emanadas del desgarre de vestiduras, que terminan en el cuestionamiento, toda vez que esas damitas que hablan tanto de “patriarcados” ese término no les molestó mientras estuvieron a la orden y con privilegios de Joaquín Hendricks, Félix González y Roberto Borge, excelentes representantes de dichos términos. Como dijera la tía Jovita “del plato a la boca, se cae la sopa”.