En el proceso electoral federal de 2006, el entonces candidato presidencial del PRI, Roberto Madrazo Pintado, tenía a su favorito para postular como abanderado priista al gobierno de Tabasco, pero el gobernador saliente, Manual Andrade Díaz, le aconsejó optar por otro de los aspirantes.
“Tenemos que postular a un candidato que pueda ganar aún cuando se pierda la presidencia de la República”, cuentan que le dijo Andrade a Madrazo Pintado.
Incómodo por un comentario que ponía en duda sus propias posibilidades para ganar la presidencia de la República, Madrazo Pintado le reviró a Andrade Díaz: ¿Estás diciendo que voy a perder?”.
“No. Lo que estoy diciendo es que el candidato al gobierno del estado debe ser capaz de ganar por sí mismo, contigo o sin ti”, le precisó.
“Y el único que podía ganar por sí solo, sin importar quién fuera el candidato a la presidencia, era Andrés Granier, quien triunfó por amplio margen a pesar de que perdimos la presidencia de la República. Lo que pasó después con él es otra historia”, comenta Andrade Díaz.
Diez años después, Andrade Díaz llega a Quintana Roo como delegado del comité ejecutivo nacional del PRI y afirma que su partido ganará las elecciones del próximo 5 de junio “aún en el peor escenario de competitividad”.
Y así como en aquel PRI tabasqueño de 2006, el priismo quintanarroense de del 2016 tiene el reto de perfilar candidatos que sean capaces de ganar por sí solos. Aspirantes a regidores que atraigan votos, abanderados al Congreso que puedan ser diputados por lo que ellos mismos sean capaces de hacer en la campaña.
Sólo así se podrá fortalecer la candidatura de Mauricio Góngora Escalante al gobierno del estado. El alcalde con licencia de Solidaridad cuenta con la solvencia necesaria para influir de manera decisiva en el futuro de su propia campaña, pero su propio capital político no debe ser visto como propio por quienes sean candidatos a otros cargos de elección.
Los candidatos a regidores, presidentes municipales y diputados no deben depender de las fuerzas de Góngora Escalante. Deben ser capaces de ganar por sí solos y con ello consolidar el proyecto del candidato a gobernador.
Sin embargo, en la conformación de las planillas -tarea que desarrollan conjuntamente dirigentes del PRI, Verde y Nueva Alianza- se ven nombres que son incapaces de obtener el voto de su vecino y si lo mismo ocurriera con algunos candidatos a las presidencias municipales -como Filiberto Martínez, en Solidaridad, por ejemplo en caso que se consolide su postulación o la de Mayra Alanís, alfil de Marybel Villegas en Puerto Morelos-, entonces la coalición cargaría con gigantescos lastres que pondrían en serios predicamentos al proyecto mayor.
Los tres partidos políticos están a tiempo de reconsiderar varios de los nombres que ya están en sus listas para las diversas candidaturas. Sustituirlos por quienes sean capaces de ganar por sí solos sería la mejor decisión que puedan tomar. Que no postulen candidatos que sólo representan riesgos, producto de chantajes.
Platea
Y en medio de la repartición de posiciones, en los simpatizantes y operadores de algunos de los que aspiraron a la candidatura del PRI al gobierno del estado, se observa la inmovilidad. Están de brazos cruzados. ¿Esa es la misma actitud que esperaban de los demás en caso de que la decisión los hubiera favorecido?
Quienes actúan de esa manera sólo ven en lo inmediato, como los miopes ven borroso más allá de dos metros, cuando su actitud debe ser otra. Tienen que entender que no hay futuro sin presente, que las elecciones serán muy competidas y que un resultado catastrófico les cancela todas, absolutamente todas las posibilidades para el 2022. El futuro se construye hoy y si lo entienden, deben poner manos a la obra.
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