Julio César Silva Cetina
Desde el Palco
La nueva imagen de los taxistas de Cancún
Hace unos días, durante una visita que hizo a las instalaciones del sindicato de taxistas “Andrés Quintana Roo” de Cancún, el alcalde de Benito Juárez, Paul Carrillo de Cáceres, destacó la velocidad con la que el actual líder de la agrupación, Eric Castillo Alonzo, cambió el rostro del mencionado gremio.
Y es que en tan solo seis meses de gestión, el sindicato de taxistas salió de una permanente crisis, producto del indiscriminado saqueo del que fue objeto por sus anteriores líderes, no solo para recuperar el lugar que le corresponde como un activo importante del principal destino turístico del país, sino también para insertarse en la dinámica de las nuevas exigencias que imponen las nuevas tecnologías.
“Me tiene gratamente sorprendido la velocidad con la que Eric Castillo ha cambiado al sindicato en solo seis meses”, subrayó Carrillo de Cáceres hace unos días.
“El Sindicato necesitaba rápido una imagen nueva, porque se debe de ir de la mano con una ciudad que ya tiene cerca de un millón de habitantes”, subrayó.
Cuando Castillo Alonzo asumió el liderazgo en las primeras horas del 2015, el sindicato de taxistas estaba sumido en un crónico desorden financiero, con instalaciones sin mantenimiento, con una deuda de años con los deudos de trabajadores del volante fallecidos que no habían recibido su indemnización y, lo peor, a merced de la inseguridad.
El incumplimiento de los anteriores líderes a ese compromiso generó una desconfianza interna y contra la inercia, la administración de Castillo Alonso cubrió totalmente el adeudo e implementó medidas con las que se busca impulsar la plusvalía de las concesiones.
El nuevo líder taxista tuvo que proponer a la Asamblea, a la que los anteriores dirigentes le tuvieron miedo y evadieron, audaces esquemas financieros que recibieron el apoyo unánime de los integrantes del gremio.
Y es que el propio Castillo Alonzo se puso como prenda de garantía: “si no doy los resultados que ofrezco, me voy”, les dijo.
Seis meses después, el edificio del sindicato luce una nueva fachada, las instalaciones fueron equipadas con equipo tecnológico de vanguardia, se construyó la barda perimetral y el Centro de Monitoreo de Alta Tecnología (CEMAT) con múltiples cámaras y pantallas de vigilancia interna y externa.
La promoción del deporte dejó de ser el negocio que fue para anteriores dirigencias, pues se rescató el espíritu original de que la agrupación sea una insignia local en ese rubro y para ello se dejó de cobrar las cuotas que los taxistas debían pagar para que sus hijos recibieran adiestramiento con entrenadores profesionales de básquetbol, volibol, futbol, box, béisbol y softbol.
La unidad deportiva “13 de marzo” también fue remodelada y se le agregó una cancha de futbol 7 que inauguró la semana pasada el alcalde Paúl Carrillo.
También se pusieron en operación 40 patrullas de vigilancia con las que se complementan otras acciones de seguridad como el plan “Cero polarizados” o lo que es lo mismo “Seguridad por encima de comodidad”, lo cual fue un éxito total.
También está en marcha el programa piloto de “Taxímetro”, el servicio “Quiero Taxi” con el que se la agrupación se preparó para la eventual llegada de conceptos similares como Uber y la próxima instalación de localizadores satelitales en todos los taxis.
La principal fuerza, el apoyo más importante con la que cuenta el actual líder taxista viene de la Asamblea de Socios, a la que sus antecesores siempre hicieron a un lado y trataron con desdén, a pesar de que se estaban obligados a rendirle cuentas.
Hoy la nueva imagen del sindicato de taxistas es más acorde con la pujanza de Cancún. Ya no es el lastre social en el que lo convirtieron los malos líderes.
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