Cancún, durante la época prehispánica perteneció a la provincia maya de Ecab, la provincia de los confines, la que está en la punta de la tierra, que eso significa Ecab en la lengua de los originarios habitantes de esta tierra.
Durante el primer siglo de la época colonial se fundaron muchos poblados a lo largo de la costa oriental de la península de Yucatán, ahora conocida como Riviera Maya, que luego fueron despoblándose por causas hasta ahora desconocidas. Los investigadores Antonio Benavides y Antonio P. Andrews, señalan al respecto:
“Ecab fue abandonada durante la segunda mitad del siglo XVIII… En 1689 aún se registra como encomienda, aunque es probable que para esa fecha ya hubiese sido abandonada…” De la lectura de varias fuentes se desprende que otros poblados coloniales del norte de la costa oriental de la península como San Miguel de Xamancab (Cozumel), Pole (Xcaret) y Zamá (Tulúm) fueron abandonados entre 1650 y 1690. La población fue reinstalada tierra adentro en Boloná (Xcan) y en Chemax. Probablemente Ecab fue abandonada en la misma época.
Los investigadores Benavides y Andrews, perplejos por el abandono de los poblados de la costa oriental, escribieron:
“Las razones que explicarían la despoblación de la costa oriental son complejas y aún no bien entendidas. De hecho constituyen un excelente tema de investigación. En términos generales podemos señalar tres causas interrelacionadas…”
Y las tres causas que señalan son: “En primer lugar está ya bien establecido que laq población nativa de la costa oriental decreció hasta en un 90 por ciento durante los primeros años de la Conquista. La causa principal fueron las enfermedades introducidas contra los españoles y contra las cuales los indígenas carecían de inmunidad”.
El segundo factor que consigan es “la falta de interés español en el área. La escasez de mano de obra indígena (previamente diezmada por las enfermedades) restó fuerza a la colonización y al establecimiento de encomiendas. Sobre la costa oriental sólo se concedieron cuatro encomiendas: Ecab, Polé (Xcaret), Zamá, (Tulúm) y Cozumel. Además, la falta de frailes, la evangelización insuficiente y la continuidad de las prácticas ‘idólatras’ crearon una atmósfera de pobre control eclesiástico. De hecho algunas partes de la costa oriental sirvieron como excelente refugio para los nativos paganos que huían de los asentamientos coloniales del interior. Como consecuencia, esto llevó a las autoridades franciscanas a reubicar a los indígenas en nuevos asentamientos más cercanos a los lugares en donde había conventos, para obtener una mejor supervisión y control”.
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