Luego de que la monarca de 95 años tuviera que cancelar sus compromisos la semana pasada tras contraer el covid-19, el Daily Mail destaca que Isabel II tomó esta decisión para evitar tantos viajes y estar más tranquila dado su estado de salud. Desde ahora permanecerá en Windsor, donde pasó el confinamiento durante la pandemia.
La salud de la longeva soberana, que este año cumple siete décadas en el trono británico, provocó preocupación después de que diese positivo al coronavirus el 20 de febrero.
Parece que la edad empieza a hacer lo suyo y prefiere asentarse en un sitio para estar más tranquila y no tener que trasladarse de un lugar a otro con tanta frecuencia. Aunque la Reina goza de una salud de hierro a su edad, su reciente contagio de Covid-19, unido a los pequeños achaques que ha sufrido recientemente, la han llevado a tomar la decisión de afincarse en el castillo de Windsor y no volver al palacio de Buckingham.
Con este nuevo giro, Isabel II abandona la que ha sido residencia real desde 1837. Además el palacio de Buckingham permanecerá en obras hasta 2027, con una reforma que ha costado más de 300 millones de euros.
El deseo de la Reina es no volver al centro de Londres y quedarse definitivamente en el condado de Berkshire, un lugar lleno de historia y recuerdos en el que seguirá adelante con su agenda oficial además de continuar ejerciendo de anfitriona con sus seres queridos.
En un principio la Reina iba a vivir en sus apartamentos privados de manera temporal, una decisión que se tomó a raíz de la mencionada obra que se va a realizar en el palacio, pero finalmente se optó por abandonarlo de manera permanente para reducir el número de traslados.
Estar en Windsor significa una pequeña modificación de la agenda de la soberana que va en consonancia con los últimos acontecimientos y con los problemas de movilidad que ha presentado recientemente según ella misma ha explicado.
Su ritmo de vida será más relajado puesto que sus desplazamiento se reducirán al dejar de ser Buckingham el centro de operaciones y centro administrativo. Recibirá al Primer Ministro así como a las autoridades y otras personalidades en este castillo cuyas puertas ya ha abierto para mandatarios como el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien viajó con su esposa Jill Biden a la ciudad del Támesis para la cumbre del G7. Además, seguirá decantándose por las reuniones telemáticas siempre que sea posible, un formato que garantiza su comodidad a la vez que le permite seguir al frente de sus compromisos.
El hecho de que Buckingham esté en plena remodelación parece también haber influido en la decisión de Isabel II de quedarse permanentemente en Windsor. En el Palacio, que tiene 775 habitaciones está en proceso de remodelación para instalar cableado, tuberías y calderas nuevas. Estas obras, que tienen un costo aproximado de 400 millones de libras, finalizarán posiblemente en 2027.
Significado sentimental de Isabel II
El castillo supera las cinco hectáreas y es el más antiguo del mundo de los que están habitados. Isabel II tiene un fuerte vínculo sentimental, ya que es el sitio donde falleció en abril del año pasado su esposo y donde está enterrado el duque de Edimburgo, concretamente en la Bóveda Real de la capilla de San Jorge. También descansan allí los restos de los padres de la monarca, la Reina Madre y el rey Jorge VI.
Otro de los motivos del gran significado de este enclave que mandó construir en el siglo XI Guillermo I el Conquistador es que la soberana tiene muy cerca a dos de sus cuatro hijos. Mientras que el príncipe Andrés vive en el Royal Lodge, en la misma finca de Windsor, el príncipe Eduardo se encuentra a escasos kilómetros, en Bagshot Park. Además, está lejos del frenético ritmo de la ciudad, donde puede estar en contacto con el campo y sus amados animales.
El castillo
El interior del castillo es todo un espectáculo, aunque dentro de esta casa hay otra, la “pequeña” casita de muñecas que la Reina María ordenó construir en 1921. Se trata de una fiel réplica de una casa de la aristocracia de aquellos años y es la casa de muñecas más grande del mundo. Otra de sus edificaciones más destacables es la capilla de San Jorge, un templo gótico del siglo XV que fue el escenario del último adiós al marido de Isabel II, el duque de Edimburgo. Durante la Segunda Guerra Mundial, el castillo de Windsor se convirtió en el refugio del Rey Jorge V y su familia, de la misma manera que lo fue para Isabel II y el duque de Edimburgo desde el inicio de la pandemia por coronavirus.