Nicolás Durán de la Sierra
El Minotauro
La risible reforma educativa
“Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo.
Porque no es lo que importa llegar solo ni pronto
Sino con todos y a tiempo.”
León Felipe
Ni al mismo Señor del Egeo las cosas le resultan siempre bien; los hados, a veces, son volubles hasta con los hijos de titanes y él lo es, aunque a medias, que también tiene progenie mortal. Sucede que Poseidón tomó forma de un gran toro para seducir a Pasífae, madre del Astado, primero porque le gustaba y luego para fastidiar a don Minos, rey de Creta, que ya lo tenía hasta las narices, y… En fin esa es historia antigua y mucho.
El caso es que al Héroe se le ocurrió una idea que al inicio se le antojó magnífica, pero que terminó en fiasco. No en uno total, pues si por un lado se dio el gusto de recibir en el dédalo a su amiga Hécate, primigenia diosa de las tierras salvajes, por el otro la llegada de la juvenil deidad prehelénica – apenas nació hace unos tres mil 500 años-, no sirvió para distraer a Marilyn Calipigia de sus caprichos.
Como recordará el lector, la cubana había declarado ‘huelga de tanga’ hasta que no se ubicara a Benito Santos, el modisto que vistiera para su boda a Anahí Puente, starlet televisiva que ya funge también como cabecilla del Dif chiapaneco, y se pidiera a éste que diseñara un pantalón de charra que, flojo por detrás, facilitara a la sílfide realzar el derrier; porfía en lucir más linda que Manuel Velazco, el verde gobernador de Chiapas.
Se recordara igual que el capricho de Marilyn no ha podido ser satisfecho porque el tal Benito no aparece y lo último que de él se supo es que se perdió con dos mariachis bigotones a los que quería vestir de ‘adelitas’. Ello suscitó el que la cubana se declarara en la singular huelga, que consiste en andar en tanga por el laberinto y no vestir de nuevo sino es con un pantalón de charro con las características ya dichas.
Ante esto, tras recibir la opinión de Ariadna: “Me preocupa la niña, con ese calzón puede resfriarse los fondillos y luego va andar de estornudo en estornudo por todo el laberinto”; ante tal y dado que el talante umbrío de la sílfide agosta todo su charmé, El Minotauro decidió traer a Hécate para que ella, diosa de las tierras (y los pueblos) salvajes, alivianara a la cubana. Para los prehelenos todo aquello que no fuera preheleno, era salvaje.
Así, llegó la Diosa con todo su esplendor, aunque con solo uno de sus tres rostros; llegó nimbada de luna y estrellas y seguida por un gran lobo negro. Llegó también con una cruda titánica, como debe ser, pues es del linaje del titán Perses y de Asteria, titánide protectora de los humanos; llegó, pues, directo a la cava del Héroe. “Resulta que tuve una lunada con Febe, mi abuela, que Cronos guarde la hora”, explicó con ironía.
Aquellos que estén enterados de que la titánide Febe era la diosa de la luna entre los minoicos, pueden saltarse el párrafo pues entendieron la ironía; los no doctos en estos asuntos que ocurrieron hace unos tres o cuatro mil años, se anota que esta deidad primigenia, además, era defensora de las parturientas y se le tiene como antecesora mitológica de Isis, aunque esto ya en el panteón egipcio.
Casi a mitad de la columna, más de un lector se preguntará qué tiene que ver esta saga con ‘La risible reforma educativa’, el título que encabeza el texto. Nada, de modo directo, pero debe considerarse que entrar al tema acusando al gobierno federal de minusvalía intelectual no tiene gracia. Novedoso es partir de la añeja Creta para, desde allí, endilgarle el epíteto de idiota, dicho esto con todo respeto para la academia médica.
Cancelar “de manera indefinida” la evaluación de la calidad de los maestros -médula de la malnacida Reforma Educativa- por razones electorales es un atentado contra la inteligencia y ya no digamos contra el oficio político. Como se vio, el ardid de última hora -29 de mayo- no sólo fue inútil, sino que le reviró al propio gobierno, pues mostró su fragilidad no tan sólo frente al país, sino también ante el mundo.
El semanario inglés The Economist, que ha seguido de cerca el proceso electoral, indica que “la cancelación de facto de esta reforma mete nerviosismo al resto de las reformas impulsadas por el gobierno, incluida la energética”. Según la publicación, funcionarios consultados al respecto dijeron que la medida “es sólo temporal” y que había “un 99% de posibilidades de que fuera revertida después de la elección”.
Claro está que ni los maestros disidentes de Oaxaca ni de Guerrero, entre otros Estados, confiaron en la palabra oficial y aumentaron el tono de las protestas, pero además el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, que es organismo autónomo, acusó al propio presidente Enrique Peña Nieto “de estar quebrantando las leyes que el mismo promulgó, aunque sea solo temporalmente”. Tampoco creyeron en la voz oficial.
Para rematar, la comisión permanente del Congreso de la Unión demandó las comparecencias de Emilio Chuayffet y de Miguel Ángel Osorio Chong, uno titular de la Sep y el otro de Gobernación, para que expliquen por qué pararon la aplicación de la evaluación docente. La comisión tiene mayoría del PAN y del PRD, que en estos tiempos electorales son algo así como de oposición, que les van las prebendas de por medio.
Resulta obvio que si, tras las elecciones, Educación Pública quiere aplicar la evaluación, habrá una tormenta mayor. De la inestabilidad que se encara en estos estados, tan sólo una parte pueden adjudicarse a los maestros, quienes además no están contra la evaluación educativa, sino contra de cómo la quiere aplicar un gobierno que no tiene calidad intelectual para hacerlo. Dicen que en Los Pinos ya hay cuatro libros, dicen.
El Escriba evoca con indecible ternura el frio enero del 2014 en que el don Emilio Chuayffet pidiera a la Academia Mexicana de la Lengua corrigiera los libros de texto gratuitos pues, sabrá usté, como que train faltas de ortografía y luego los chicos no entienden. ¡Ah, tiempos idos en que los del PRI decían ignaros a los del PAN y ambos apostaban por cual era el más burro! Pero hasta aquí las saudades, que se nos reblandece el alma.
La reforma educativa del país no es risible por lo que busca, sino por cómo se hace; la educación debe ir por el bien de todos por medio de la exaltación de las capacidades del ser humano, no como hasta ahora, por el provecho de unos pocos. Allí topa y habrá de topar este gobierno. La educación es más grande que cualquier sindicato, es la llave de la felicidad humana, sí, pero colectiva; allí está la fuerza del agua que desgasta a la piedra.
Pero Hécate y el Astado merecen el retorno del lector, que si bien la cava es eterna, para envidia de muchos, el discurrir de ellos no lo es. Atrás quedó la glosa familiar y no se invoca ni a Perséfone, la hija más aventajada de la que llegó al dédalo con un negro lobo, que es un giro literario bastante decente; si el tal lobo hubiera sido gris o café, el efecto no hubiera sido el mismo. Los dos hijos de titanes hablan con soltura:
– Pues mira –dice ella- Zeus quiso imitar a tu padre en eso de convertirse en un burel para encamar a Leda, pero algo le falló y acabó trocado en cisne; igual yació con la esposa del rey de Esparta, pero no es igual uno de pluma que un astado, digo yo. El tipo quedó tan amoscado que juró venganza, pero luego le ganó la risa. Meterse con dioses tiene lo suyo. Tuvo un hijo, un tal Leónidas, que salió muy loco y la agarró contra los persas.
“Una vez Leónidas fue a mi oráculo y dije: pérate que viene tropa de Atenas y Macedonia, que ya saben lo loco que está Artajerjes y le van a decir que no venga con cien mil guerreros y 300 barcos, pero el espartano terco: yo paro al turco maricón en las Termopilas… Buen chico, pero muy bruto. Hubo que mandar al ateniense Pelópidas para aplacar a los espartanos, más fanáticos que los persas, aunque sin elefantes, eso sí.
-Eso de tener elefantes como enemigos –comentó el Héroe-, no es bueno. Tengo un amigo chino que mejor los tiene como estatuas y le va mejor que Aníbal, al que regresaron a los Alpes a punta de lanza con todo y sus bestias. Es que la gentuza una vez que se acostumbra a lo exótico, agarra parejo. Pero, Hécate, quiero hablarte de la tanga de Marilyn… “Ah, sí, la vi, la tanga le queda preciosa… (Continuará)
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