Palco Quintanarroense
La ropa sucia del PRD | Sacudón en Cozumel
Julio César Silva Cetina
Las redes sociales, páginas de periódicos y portales de noticias en internet se convirtieron en el “lavadero” en el que los perredistas tratan de limpiar la ropa ensuciada durante los seis años que gozaron las mieles del poder público y el acceso a los recursos del erario que da, precisamente, el ejercicio de gobierno.
Todo pasa por la disputa de las candidaturas a las diputaciones federales que se da entre las tribus conciliadas a través del control institucional del Partido y las dos facciones en que se dividieron mayoritariamente los que eran incondicionales del ex alcalde Julián Ricalde Magaña, como el ex diputado Antonio Meckler Aguilera y el ex regidor Sergio Flores que ahora están en bandos diferentes.
Cada uno conoce las debilidades, el pasado y las mañas de los demás y lo usan para abrirse paso y apoyar a las propuestas que les interesa consolidar. Hay lodo por todos lados, por decir lo menos.
Antonio Meckler, por ejemplo acusa a Sergio Flores de derroche de recursos en su precampaña y asegura que ésta es financiada por el gobierno. El ex “niño amarillo” calificó de “amargado” a su ex compañero de cuadra ricaldista y lo conminó a vivir y a dejar vivir.
Y fue más allá: acusó a Meckler Aguilera de cobrar un millón de pesos para votar a favor de la aprobación de las cuentas públicas cuando estuvo como diputado local.
En ambos casos se trata de acusaciones que en cualquier otro país serían suficientes para descalificar a los políticos involucrados en esas acusaciones y abrir serias investigaciones en su contra. En este caso, a lo sumo los perredistas se estarán arriesgando a sanciones por irregularidades en la campaña de la mayoría de los precandidatos, quienes difunden sus aspiraciones a la población en general, cuando en realidad legalmente se trata de una campaña interna. Ni siquiera tienen que convencer a los consejeros para que voten por ellos, porque las designaciones vendrán de la dirigencia nacional, pero gastan en precampaña un poco de lo que amasaron en seis años.
Todo ello sólo demuestra la desorganización que priva en uno de los tres partidos políticos más importantes del país y también del bajo nivel de debate que prevale hoy en día a su interior. ¿Eso le ofrecerán al electorado en la campaña constitucional?
Platea
En Cozumel, el viernes pasado hubo tantos cambios en la estructura de la administración municipal que abundaron los comentarios en el sentido de que sólo faltó la sustitución del alcalde Fredy Marrufo Martín.
Y es que si se dieron tantas modificaciones es porque las cosas no marchan del todo bien. De hecho, hasta ahora es el único de los diez ayuntamientos en el que el gabinete ha recibido un sacudón de grandes proporciones.
A mediados del año pasado hubo cambios en el gabinete del alcalde capitalino Eduardo Espinosa Abuxapqui, pero no fueron en la cantidad de las que se anunciaron el viernes pasado en Cozumel y tampoco fue necesario modificar el reglamento orgánico del ayuntamiento.
En el caso de Cozumel, Marrufo Martín dijo que fue necesario, porque había que establecer la competencia de las dependencias, unidades administrativas y entidades que la conforman, asignando facultades y obligaciones específicas a sus autoridades.
“Se trata de realizar ajustes indispensables que permitan evitar la duplicidad de funciones, precisar responsabilidades y simplificar estructuras”, dijo.
Cozumel es uno de los municipios más maduros de Quintana Roo y con una clase política joven, pero experimentada, por tanto, no se entiende que haya duplicidad de funciones, cuando se supone que desde hace varios años se han institucionalizado procesos y se cuenta con “catálogos” completos de las responsabilidades de cada dependencia y sus funcionarios.
En fin, que entre renuncias, destituciones y enroques fueron por lo menos diez los movimientos en el gabinete de Marrufo Martín.
De los cuatro cargos más importantes –presidente municipal, secretario general, tesorero y oficial mayor-, sólo en éste último hubo cambio de titular.
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