La historia política ofrece lecciones importantes. Haremos un breve repaso de la sucesión de Jesús Martínez Ross y del distanciamiento que tuvo con Pedro Joaquín Coldwell, su sucesor, a quien había impulsado con todo.
La sucesión de Jesús Martínez Ross fue tersa nada más en apariencia, a pesar de que su candidato a sucederlo siempre fue Pedro Joaquín Coldwell, a quien él había impulsado. El primer apoyo que tuvo Pedro en su carrera política fue el del entonces gobernador del Territorio, el tabasqueño David Gustavo Gutiérrez Ruíz, que lo hizo diputado y presidente del Congreso Constituyente. Martínez Ross lo hizo su secretario de Gobierno y después diputado federal. Apenas asumió el gobierno, el cinco de abril de 1981, Pedro se fue distanciando anímicamente de Martínez Ross. Pedro Joaquín se vinculo con algunas personalidades de izquierda tanto de la política como del periodismo. Entre ellos Heberto Castillo y el periodista Manuel Buendía.
Manuel Buendía, uno de los columnistas más influyentes de esa época, inició una campaña contra Martínez Ross por la donación que hizo a la Universidad de las Américas de un terreno de 100 hectáreas en Puerto Morelos.
Y este fue el tema que distanció la relación entre Pedro y Martínez Ross.
Al final de cuentas la Universidad de las Américas devolvió el terreno al patrimonio del gobierno del estado.
Al terminar su mandato, Martínez Ross se fue a Veracruz como delegado del PRI, cobijado por el gobernador Agustín Acosta Lagunes. Mantuvo silencio, pero en su ánimo se fue incubando el resentimiento contra su sucesor. El ex gobernador alentó la esperanza de tener alguna posición importante en el gobierno federal, pero no tenía ningún asidero. Nunca cultivó relaciones de poder ni consolidó alianzas políticas con ningún grupo o personaje importante.
Sus relaciones con la prensa nacional también estaban en casi nada. Pedro Joaquín en cambio, tuvo la oportunidad de establecer relaciones con periodistas nacionales, ayudado por Héctor Aguilar Camín, entonces colaborador del diario Uno más Uno y posteriormente subdirector de La Jornada.
A la mitad del trienio de Pedro Joaquín, Martínez Ross hizo sus primeras declaraciones periodísticas criticando fuertemente la deuda pública del gobierno estatal.
Este alejamiento entre los dos políticos ya lo había anticipado don Jesús, al dar su última entrevista. El autor de estas líneas le preguntó: la ingratitud en la política es un hecho. Usted la espera? Y su respuesta fue: “Sé que existe. La espero. No le temo”. La historia puede servir de algo.
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