La suerte de Carrillo Puerto

En el centro de todo, el municipio Felipe Carrillo Puerto ha visto pasar de largo el progreso. Se encuentra, hasta ahora, en medio de nada. La única aspiración de sus habitantes es migrar hacia los destinos turísticos del norte del estado, donde terminan engordando los cinturones de miseria, arrastrando la dignidad heredada de sus antepasados.

Convertido intencional o accidentalmente en una especie de reserva, una versión tercermundista de las reservaciones apaches de Estados Unidos, los indígenas mayas quintanarroenses han quedado confinados, aislados del dinamismo que caracteriza a gran parte del estado.

El aislamiento, la falta de oportunidades es tal, que están al margen de la explotación turística del cual es objeto la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, que mayoritariamente forma parte del municipio Felipe Carrillo Puerto.

La reserva, patrimonio mundial de la humanidad, fue creada hace 27 años. Por un lado se decidía proteger un amplio ecosistema y en el norte había manga ancha para pasar por encima de cualquier ordenamiento en la construcción de Cancún.

Se toleró de todo en Cancún, hasta rellenar la laguna Nichupté, con el argumento de que las inversiones traen progreso, pero vedó el acceso de los habitantes de Carrillo Puerto a los beneficios de un eventual aprovechamiento racional de Sian Ka’an.

En ambos casos no se ha cumplido con la premisa del aprovechamiento racional y sustentable de los recursos, pero en el caso de Sian Ka’an su explotación, aunque limitada, sí ha beneficiado a los mismos que han depredado el norte.

Y por eso ha surgido un movimiento en Felipe Carrillo Puerto, para buscar, 27 años después, modificaciones al decreto que dio vida a la mencionada reserva de la biosfera. No buscan que les den grandes extensiones de predios costeros para enriquecerse. Sólo buscan que su comunidad sea insertada al progreso económico.

Desde lejos observan con preocupación cómo se construye a escondidas en Sian Ka’an, cómo quienes explotan esos recursos naturales no se preocupan por mantener limpias las playas y cómo los caminos de terracería se están convirtiendo en pistas de carreras de los jeeps con los que son transportados hasta allí los turistas, sin importar que atropellan y dan muerte a la fauna de la región.

La gente de Carrillo Puerto merece mejor suerte. El municipio es cuna de Quintana Roo, fue su primera capital, es hoy su capital cultural. No merece estar aislado del progreso.

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