Tras los primeros días de vacunación de su población de riesgo, en el Viejo Continente surgió el debate sobre la necesidad o no de de requerir un “certificado de inmunidad” para transitar por sus países, tal como ocurre en algunos con la fiebre amarilla
Luego de que la Unión Europea (UE) haya aprobado la vacuna de Pfizer/BioNTech contra el coronavirus y comenzara a inmunizar a su población de riesgo, el debate que surge entre los países ronda en torno a la necesidad o no de implementar un pasaporte vacunal a los viajeros que quieran atravesar sus fronteras.
Tal lo que ocurre en varios países con la vacuna de la fiebre amarilla, algunos gobiernos de Europa creen que el certificado de vacunación serviría para evitar cuarentenas al ingreso y test de PCR en las fronteras.
En la reunión del Comité de Seguridad Sanitaria de la Comisión Europea, que integran expertos de los Gobiernos de los Estados Miembros celebrada el 7 de diciembre, Francia ya había adelantado su recelo ante “un pasaporte inmunológico que restrinja el movimiento de viajeros dentro y fuera de la UE”. Según consta en las actas del encuentro, el representante francés consideró que “el certificado sería aceptable como prueba de que una persona ha sido vacunada y, por tanto, no sería necesario someterse a pruebas [PCR] o cuarentenas al llegar a un país”.
España mantuvo una posición similar al recordar que las PCR negativas actualmente exigidas a viajeros procedentes de otros países “podrían dejar de ser necesarias” con la “existencia del certificado”. La posesión de este documento dejaría así de ser un requisito de obligado cumplimiento para convertirse en un incentivo para que los viajeros se vacunaran. Bélgica, por su parte, se mostró “a favor” de algún tipo de certificado vacunal, aunque prefiere que se haga a nivel “global” con la participación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para esa función se utilizaría el llamado “certificado de inmunización”, sobre el que la Comisión Europea y los Estados Miembros ya vienen negociando en los dos últimos meses y que tiene como finalidad la farmacovigilancia: recoger los datos personales en relación con la vacuna para completar la información que aún no se conoce sobre ella, como cuánto tiempo durará la inmunización frente al virus por ejemplo.
Según un portavoz de la Comisión, que no entró en más detalles, “el uso de certificados para demostrar el estado vacunal de los ciudadanos” es una herramienta prioritaria “para garantizar la salud de la población durante la vuelta a la normalidad”.
“Tras el fracaso de la Unión en la primera parte de la pandemia, con países cerrando unilateralmente las fronteras, la Comisión ha logrado un gran éxito con la compra conjunta de las vacunas para todos los países y su reparto equitativo según población. Ahora es muy importante que los planes de inmunización se desarrollen adecuadamente y los países mantengan una posición común en cuestiones como el uso de los certificados de vacunación”, explicaron fuentes comunitarias, que pidieron su anonimato.
La sensación en Bruselas, en tanto, es que aún hay tiempo. “El porcentaje de población vacunada seguirá siendo pequeño durante muchos meses, así que durante este periodo lo lógico es que sigan en vigor las medidas actuales y pueda cerrarse una posición común”, coinciden.
Luego de la reunión del 7 de diciembre, el Comité de Seguridad Sanitaria de la Comisión Europea llevó a cabo un nuevo encuentro una semana más tarde del que aún no fueron publicadas las actas. Un alto cargo conocedor del contenido de la reunión explicó a el diario El País que “la discusión está centrada en si se puede o no exigir un certificado de vacunación a los viajeros” de acuerdo con la normativa comunitaria. Un tema que, en todo caso, “no afecta sólo a Europa, ya que entra dentro del marco del Reglamento Sanitario Internacional”, instrumento jurídico vinculante para los casi 200 miembros de la OMS que lo suscribieron y cuyo objetivo es coordinar políticas ante amenazas sanitarias susceptibles de cruzar fronteras.
Otro punto tratado en la reunión es el reconocimiento “entre países de los certificados de vacunación y los métodos, fundamentalmente digitales, que se van a utilizar para ello”. “El reconocimiento de un certificado lleva implícito el de la entidad que lo emite y la discusión está en cómo se garantiza la fiabilidad tanto de estas entidades como de los documentos emitidos”, añadió el mismo alto cargo que pidió mantener bajo reserva su identidad.