Partiendo de la premisa de que ninguna legislatura es perfecta y que quienes ocupan cargos públicos siempre estarán bajo el escrutinio público y múltiples expectativas, es justo reconocer que la XVII Legislatura de Quintana Roo, que acaba de concluir funciones, logró revaluar el trabajo legislativo que tanto se había deteriorado.
No se puede negar que dentro del cuerpo legislativo hubo quienes no estuvieron a la altura del compromiso.
Algunos legisladores mostraron desde el inicio un visible desinterés por las sesiones, otros se enfocaron más en la búsqueda de beneficios personales, uno que otra se aburría, otros no asistían ni a los eventos que correspondían a sus comisiones y algunos más se dejaron llevar por el el cierto glamur que acompaña al cargo.
Sin embargo, es importante destacar que los principales referentes de esta legislatura dedicaron su tiempo a actualizar y fortalecer el marco jurídico del estado, logrando avances significativos en temas cruciales.
La XVII Legislatura sucedió a la XVI, que había sido un verdadero desastre. En aquel entonces, la ingobernabilidad y la falta de dirección fueron evidentes.
El liderazgo era tan frágil que en cada sesión se dudaba si quien presidía el órgano de gobierno iba a llegar como tal en la siguiente.
Incluso, hubo uno que interpretaba la ley orgánica de manera muy particular, siempre queriendo imponerse de manera autoritaria.
El Congreso estaba paralizado, sus integrantes temerosos, incapaces de entablar un diálogo fructífero.
Uno de los momentos más simbólicos de esta parálisis fue la ocupación del Congreso por feministas que exigían la despenalización del aborto.
A pesar de que muchos de los legisladores de ese periodo representaban un movimiento progresista, en temas fundamentales como este se comportaron de manera conservadora, bloqueando cualquier avance.
El cambio con la XVII Legislatura fue notable, especialmente en lo que respecta a los derechos de las mujeres.
Esta legislatura se destacó por su compromiso con las luchas históricas de las mujeres, reivindicando sus derechos y aprobando leyes cruciales para combatir diversas formas de violencia, a pesar de la resistencia de algunos legisladores, principalmente hombres.
Entre las 263 iniciativas aprobadas, destacan la tipificación del maltrato a niñas, niños y adolescentes como delito, la inclusión de personas con discapacidad en el servicio social de nivel medio superior y superior, y la reforma al Código Penal para considerar la violencia ácida como una causal de feminicidio.
Además, Quintana Roo se convirtió en el décimo estado en despenalizar el aborto, y se aprobaron penas ejemplares para combatir el maltrato animal.
Otra medida significativa fue la aprobación de disposiciones para la implementación de domos en todas las escuelas públicas del estado, como respuesta a las olas de calor que afectan a la región.
Asimismo, se agilizaron los mecanismos de adopción y se incluyó la cohabitación forzada como delito para combatir el matrimonio infantil.
En resumen, a pesar de las resistencias de algunos de sus integrantes, la XVII Legislatura se caracterizó por poner en el centro de su agenda los derechos humanos de las personas en situación de mayor vulnerabilidad.
Aunque no estuvo exenta de críticas y desafíos, se debe reconocer que logró avances significativos.
A partir de esta semana entró en funciones la XVIII Legislatura, en la que repiten algunos integrantes de la XVII. En los hechos, será la tercera legislatura dominada por la 4T,
Ya veremos de qué está hecha.