CANCUN.- Quintana Roo se convirtió en uno de los tres estados en los que Juan Gabriel se consideraba de casa, tan es así que su larga recuperación de una profunda depresión la desarrolló en su casa de Cancún, donde grabó un video anunciando su recuperación y el reinicio de sus conciertos en septiembre de 2014.
Incluso, su cariño por la región quedó registrado en la mente de sus colaboradores, a quienes dijo a principios de agosto de 2014 que es su deseo que sus cenizas sean esparcidas en las playas de Cancún, pero también de Acapulco.
De concretarse su último deseo, ello ocurrirá luego de los homenajes de cuerpo presente que se le organizan en Ciudad Juárez y el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México.
Alberto Aguilera, el verdadero nombre de Juan Gabriel, nació en una ranchería de Michoacán y debutó artísticamente en 1966 en el centro nocturno “Noa-Noa” de Ciudad Juárez, Chihuahua. Ambas entidades, junto con Quintana Roo, eran muy especiales para el divo.
No fueron pocas las veces que el Divo de Juárez usó su bella casa de Cancún para reponerse de la enfermedad y depresiones que padecía.
Desde esta residencia Juan Gabriel realizaba videos para mostrar que pese a sus breves desapariciones de los escenarios por problemas de salud se encontraba bien y su carrera, como uno de los más grandes exponentes de la música mexicana, continuaba.
En 2011 el autor de “no nací para amar” donó en Cancún una ambulancia para la Cruz Roja y participó en diferentes eventos con figuras prominentes del Estado. En ese evento se declaró cancunense y dijo que tenía credencial de elector con domicilio en esta ciudad.
Era común que participara en conciertos para celebrar la Independencia de México en plazas de Quintana Roo y solía acudir a los cumpleaños de los gobernadores más recientes.
A fines de abril del año pasado, junto con el gobernador Roberto Borge Angulo puso la primera piedra de un proyecto en la Riviera Maya, que incluye un centro de espectáculos, un museo sobre su vida, otro sobre comida mexicana y uno más del tequila.
El proyecto, de poco más de $25 millones, era financiado por la empresa Lomas Travel y estaría dentro de las instalaciones del hotel Dorado Generation, pero problemas de permisos ambientales mantienen suspendida la obra.