Hace casi tres años, las actuales administraciones que están por concluir iniciaban con expectativas diferentes.
En Solidaridad, por ejemplo, se daba por descontado que sería una eficiente plataforma para que Mauricio Góngora Escalante fuera el próximo gobernador y que Fredy Marrufo no tendría problemas para gobernar un tranquilo Cozumel.
En Benito Juárez los pronósticos para Paul Carrillo de Cáceres no eran del todo positivas. De hecho, ni siquiera era el candidato que la propia cúpula priista deseaba, pero el trabajo de “sombra” que realizó desde el PRI municipal a la administración de Julián Ricalde Magaña fortaleció sus aspiraciones al grado de que, según las encuestas de entonces, era el único que podía sacar al PAN-PRD de la oficina de Tulum número 5.
Carrillo de Cáceres ganó de manera histórica, con una cantidad de votos que ningún otro presidente municipal de Benito Juárez había obtenido para llegar al cargo. Con un padrón menor al que se usó en las recientes elecciones y con menos participación ciudadana, el alcalde saliente obtuvo 15,245 sufragios más que su sucesor, Remberto Estrada Barba: 95,268 contra 80,023.
Tres años después, los predestinados no ganaron. Solidaridad fue la sepultura de las aspiraciones de gobernador de Mauricio Góngora; el presidente municipal interino Rafael Castro ya quiere que sea la media noche del 29 de septiembre para irse a su casa y olvidarse de la película de horror que estaba muy fuera de su presupuesto.
Mario Villanueva decía que tranquilidad viene de tranca y los cozumeleños le dieron un trancazo a Fredy Marrufo, quien avaló el proyecto pseudo monárquico de que su esposa fuera quien la sucediera en el cargo,
Contra los pronósticos, Paul Carrillo es el presidente municipal priista que termina en muchas mejores condiciones su gestión. Su partido perdió la gubernatura, pero cumplió con su responsabilidad política de facilitar el triunfo en su municipio.
Remberto Estrada hizo su propio esfuerzo para ganar, pero éste hubiera sido insuficiente si la administración de Carrillo de Cáceres hubiera sido un desastre, como muchos otros que ha habido. La gestión de la actual administración fue un asidero importante para el candidato verde que apoyó el PRI.
A diferencia de lo que ocurrió en los estertores de otras administraciones y de lo que sucede actualmente en otros municipios, en Benito Juárez los servicios públicos se siguen ofreciendo sin problema, la ciudad está limpia, hay alumbrado público, se resuelven los problemas que surgen, se sigue atendiendo a la gente, porque la autoridad municipal no está escondida.
Seguramente habrá quienes tengan otra visión de las cosas. Es natural, así será siempre en todo el mundo.
Sin embargo, los hechos están a la vista. Paul Carrillo paró la escalada de endeudamiento desordenado que inició en 2002 con Juan Ignacio García Zalvidea y que recobró sus pesados bríos en las dos administraciones anteriores en las que Cancún tuvo cuatro presidentes municipales.
En diversos reportes, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) ha dicho que hay una terrible deficiencia en la recaudación que hacen los ayuntamientos del país, que a los presidentes municipales les gana la flojera y prefieren estirar la mano para pedir préstamos bancarios o recursos federales.
Por lo menos en la actual gestión, en Cancún se cambió esa historia. Hace tres años sólo se recaudaba el 26% del presupuesto del impuesto predial, hoy se cobra el 56%. Con ello se fortalecieron las finanzas municipales y se puso un dique al endeudamiento.
Luneta
El ex tesorero municipal de Solidaridad y Benito Juárez, Carlos Trigos Perdomo, no salió libre exonerado, como trascendió inicialmente. Es un beneficiado ¿inesperado? de las recientes reformas que dieron vida al llamado paquete de impunidad que aprobó la XIV Legislatura.
Entre las mencionadas reformas, se redujo la gravedad al delito de peculado, de tal manera que quienes lo cometan pueden salir libre pagando una fianza, que dependiendo del sapo será la pedrada.
Los abogados de Trigos Perdomo se avivaron y pidieron el beneficio de esa nueva ley.
Hay que decir que las leyes sólo son retroactivas, cuando su aplicación beneficie a los procesados, como fue el caso del dos veces ex tesorero.
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