Las nuevas alcaldesas

 

Desde el 30 de septiembre pasado, hace apenas cuatro días, un tercio de la población quintanarroense es gobernado por mujeres.

Es la primera vez en la historia de del estado que cinco mujeres gobiernan simultáneamente sus municipios. En el período 2011-2013 llegaron a coincidir dos: Trinidad García Argüelles, en Lázaro Cárdenas y Edith Mendoza Pino, en Tulum.

Las otras cinco alcaldesas que ha habido en Quintana Roo -tres en Othón P. Blanco, una en Benito Juárez y otra en Isla Mujeres -fueron munícipes solitarias.

Modificaciones legales, que exigen a los partidos políticos postular a más mujeres en cargos de elección, favorecieron ese aumento de la presencia femenina en las presidencias municipales del estado que, por sí mismo, es positivo, aunque habrá que esperar los resultados que arrojen.

Las mujeres siempre han sido un paradigma de buena administración. Es común escuchar que la misma eficiencia que despliegan en la administración de sus casas y la conducción de su familia la pueden aplicar en el servicio público, lo que no está a discusión.

Sin embargo, como en todo, siempre hay excepciones. “En arca abierta hasta el santo peca”, reza el refrán y varias mujeres han demostrado que también pueden cometer excesos cuando tienen acceso al poder.

En Michoacán, por ejemplo, varias alcaldesas fueron evidenciadas por reunirse con el principal jefe del narcotráfico en la región, Servando Gómez Martínez (a) “La tuta”; al actual presidenta municipal de Santiago Tuxtla, Veracruz, Claudia Acompa Islas, es cuestionada por vestir confecciones de un diseñador internacional; otras como Sara Luz, de Alvarado, Veracruz, fue desaforada para ser enjuiciada por homicidio; a Margarita Arellanes, de Monterrey, la “bautizaron” en Twitter como la “#AlcaldesadeLujo” por el costoso ajuar que suele portar y a Bárbara Botello, de León, la criticaron por los aguinaldos que recibía y hacer viajes de placer en aviones privados.

Y así varios casos más. Sin embargo, hay muchos más casos de éxito en la gestión de alcaldesas, como en Mérida o en Cancún con Magaly Achach Solís, que a pesar de las críticas que recibió, más por su procedencia como líder de colonias que por sus resultados, realizó una gestión aceptable.

De las cinco alcaldesas que se estrenaron en Quintana Roo, Laura Fernández Piña, de Puerto Morelos y Cristina Torres, de Solidaridad, en ese orden, tienen más experiencia en el servicio público y por mucho destaca la portomorelense por el bagaje acumulado a lo largo de su carrera política.

Cristina Torres tiene larga carrera en labores administrativas desde el gobierno de Joaquín Hendricks Díaz, en la que fue directora del organismo que se creó para regularizar la colonia Luis Donaldo Colosio, pero es una política “cacera” que tiene ante sí el reto de enderezar una nave que en los últimos meses naufragó en la desidia y en la decepción por lo que no fue, pero su actual rumbo fue marcado en la gestión del hoy regidor Filiberto Martínez Méndez, de la que formó marte.

La trayectoria de Laura Fernández es robusta, más sólida por las responsabilidades administrativas y políticas que le tienen hoy como la líder más completa del estado, con conexiones en las altas esferas federales que le permiten una capacidad de gestión como pocos.

Tiene la doble tarea de empezar a construir las instituciones municipales en Puerto Morelos, sin dejar a un lado importantes, vitales acciones para mantener el orden en el desarrollo e impulsar la economía del nuevo municipio.

Perla Tun, en Cozumel, es una política con carisma, un liderazgo importante en la isla, pero sus recientes declaraciones al dar a conocer a los integrantes de su equipo hablan de cierta intolerancia, autoritarismo y rencor hacia la sociedad.

El gobierno es un ente de carácter social que debe hacerse, sí, de manera eficiente y responsable, pero también con sensibilidad. Sin embargo, ella afirma que quienes lo antecedieron no gobernaron con “visión empresarial”.

Y justamente en la falta de sensibilidad es donde puede cavar su tumba política, pues habla de cancelar descuentos en el cobro de derechos e impuestos. Tradicionalmente los gobiernos de distinto color han ofertado, una táctica muy empresarial, descuentos para recaudar más.

A menos que Perla Tun pretenda inmolarse, no se ve razones para dejar de usar una herramienta de recaudación. Además, mostró signos de autoritarismo al prohibir a los integrantes de su gabinete a dar declaraciones a los reporteros.

Centraliza ella la información, lo que va en contra del acceso a la información pública, va en contra de la doctrina panista.

En Tulum, Romalda Dzul Caamal, es fruto del cacicazgo local. Sus promotores afirman que es muy capaz, pero sus declaraciones en torno a la invasión de predios propiedad del gobierno del estado, perpetrado el domingo de manera organizada, cuestionan por lo menos la actitud de la alcaldesa.

Sobre la invasión afirma que su administración no puede intervenir, porque se trata de predios estatales y con ello olvida su responsabilidad como la autoridad más cercana a la gente de prevenir ese y otro tipo de delitos.

Suponiendo sin conceder que no tenga facultades para intervenir, su actitud es también cuestionable por no poner controlar a varios elementos de la Policía Municipal que también invadieron los predios. ¿O acaso les autorizó hacerlo?

Tiene un extraño sentido de la propiedad: “mi pueblo, mi gente…”

Por un lado, dijo que desconoce a los promotores de la invasión, pero por otro que Tulum es pequeño y todos se conocen.

O forma parte de un rejuego político o, como dicen en mi pueblo, se quiere pasar de abusada.

En Felipe Carrillo Puerto, Paoly Perera Maldonado, es la primera alcaldesa en la historia del municipio. No debe tener mayores problemas.

Correo: jsilva@palcoquintanarroense.com

Twitter: @JulioCsarSilva | @PalcoQR

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