La diputada Cristina Torres -expriísta ahora cobijada por el PAN- tiene metidas las manos y los píes en ese enclave de corrupción y opacidad que es la Desolladora de la Riviera Maya, que mas que una empresa inmobiliaria es una truculenta maquinación del malhadado gobierno de Joaquín Hendricks. La regularización de los lotes de la Colosio es su herencia envenenada. Hechura y cuota de Joaquín Hendricks, Cristina pretende volver por la presidencia municipal de Solidaridad que, en su gestión vivió una crisis de inseguridad sin precedente. Le apuestan a la desmemoria de la gente.
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