Especialistas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) sugirieron que la lactancia, en madres que atraviesan la enfermedad del Covid-19, es segura, ya que de acuerdo con la evidencia científica estudiada, la leche materna no presenta la partícula del SARS-CoV-2, capaz de causar la infección.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el proceso de lactación es esencial para el buen desarrollo de los recién nacidos. En un informe, el organismo de las Naciones Unidas asegura que la leche materna reduce la mortalidad de neonatos, lactantes y niños menores de cinco años, además de beneficiar a su desarrollo.
En este contexto, investigadores mexicanos se preocuparon por estudiar los efectos que podría casuar su consumo, en casos en que la progenitora estuviera infectada por el Covid-19. El grupo, liderado por Jaime García Mena, del Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav, se basó en pruebas positivas de ARN del SARS-CoV-2.
El estudio, titulado “Detección de Covid-19 en el binomio madre-hijo en mujeres lactantes”, evidenció que pese a que algunas de las madres que concibieron recientemente, forman parte de los casos positivos de la enfermedad no transmiten, necesariamente, la afección a sus hijos.
El doctor en ciencias expresó que el objetivo principal de la investigación fue demostrar que el amamantamiento es seguro durante la pandemia. Para estos efectos, el especialista explicó que fue necesario analizar el binomio “salud-enfermedad” en una diversidad de casos, ya que las manifestaciones pueden variar considerablemente y “no todos los casos manifiestan síntomas de Covid-19”, remarcó.
“Se ha detectado la presencia de ARN del virus SARS-CoV-2 en la leche materna en muestras de binomios estudiados, donde la madre amamanta al niño exclusivamente; sin embargo, sólo en el 50% de los casos se ha encontrado el ARN de SARS-CoV-2 en el infante”, aclaró el especialista en genética y biología molecular.
Los científicos llegaron a esta conclusión luego de descubrir que una madre positiva al Covid-19 no es sinónimo de contagio a su bebé por amamantarlo; porque la detección del ARN no significa que existan viriones activos en le leche. Cuando estas partículas se presentan, como la forma extracelular del virus, se les responsabiliza de transmitir la enfermedad.
La leche materna, desprovista de este tipo de partículas infecciosas, fue atribuida a la existencia de anticuerpos que neutralizan a los viriones activos que podría presentarse durante la lactancia. Es así que Jaime García aseguró que el beneficio obtenido por el infante durante su consumo, “compensa” el riesgo de la presencia del ARN del patógeno.
Los componentes de la leche materna ayudan a fortalecer factores de crecimiento, moléculas de regulación y reforzar el sistema inmune, así como auxilia a otros elementos necesarios para el desarrollo de un infante sano.
Además, el experto en el estudio del tracto-digestivo-neonato consideró que los casos en que la madre ha transmitido el Covid-19 al hijo, podrían asociarse a malas prácticas higiénicas, por ejemplo, no lavarse las manos ante el contacto con el recién nacido. Como se ha reportado hasta la fecha, el virus puede contagiarse a través de aerosoles, pequeñas partículas que despedimos al hablar, toser o estornudar. Del mismo modo, el bebé podría tocar superficies del hogar infectadas por el SARS-CoV-2.
“La hipótesis de trabajo del grupo es que una madre portadora del virus SARS-CoV-2, al amamantar de forma correcta y con higiene adecuada, no transmitirá al infante la enfermedad del Covid-19, aunque se detecte en ella ARN del virus”, subrayó el autor principal del trabajo.
“No encontramos razones para pensar que en caso del SARS-CoV-2 ocurra algo diferente, más bien vemos analogías, porque, así como los elementos inmunes de la leche matera pueden neutralizar bacterias patógenas, lo mismo sucedería con el virus”, concluyó García Mena. Por ello, alentó a la madres a amamantar a sus hijos durante la pandemia. Además aseguró que continúan estudiando el tema para atender a más cuestionamientos.
Esta investigación contó con la colaboración del Consorcio Mexicano de Vacunas y Tratamientos Covid-19, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y con el auxilio de Paola Berenice Zárate Segura y Fernando Guadalupe Bastida González de los Laboratorio de Medicina Traslacional de Escuela Superior de Medicina del IPN y Estatal de Salud Pública del Estado de México.