Líder guerrillero y anarquista dirige paro magisterial

Eranglio Mendoza González, originario de Jalapa del Marqués, Oaxaca, ronda ya los 70 años de edad y la mayor parte de su vida ha estado ligado a organizaciones y movimientos radicales que promueven huelgas, enfrentamientos, desestabilización y el uso de métodos violentos.
En su momento fue uno de los principales dirigentes de la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), que durante meses paralizó la economía de la capital oaxaqueña y dio al traste con su economía. Además , llegó a ser jefe del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y hoy es quien mueve los hilos del movimiento magisterial en Quintana Roo.

Mendoza González es quien diseña y ordena la ejecución de medidas nunca antes vistas en la entidad: bloqueos a carreteras y avenidas, toma de oficinas e instalaciones estratégicas y el rechazo constante al diálogo. Su estrategia se basa en técnicas empleadas por la guerrilla, que lo llevaron a ser jefe del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y uno de los principales dirigentes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).
Eranglio Mendoza González asumió la secretaría general de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en el período 1992-1995, cuando ya tenía 50 años de edad. Al término de su encomienda, se le identificó como jefe del EPR.
A sólo un mes de que llegó a Quintana Roo, invitado por Felipe Javier Briceño, uno de los líderes de la organización “Bases Magisteriales Democráticas de Quintana Roo”, que conforma el nuevo comité del magisterio, está a la cabeza de la insurgencia magisterial y controla al Nuevo Comité de Lucha Magisterial, considerado el brazo radical del movimiento docente en la entidad.
Su llegada coincide con el desconocimiento de los acuerdos firmados entre los docentes y el gobierno del Estado que hicieron posible, a fines del mes pasado, el retorno a las aulas, y con la radicalización del movimiento magisterial quintanarroense, que se manifiesta en el intento de ocupación del Palacio Municipal de Cancún, el bloqueo de carreteras y la amenaza de toma de instalaciones estratégicas.
Sin embargo, a pesar de todo eso, el Gobierno de la República no reconoce a la CNTE como interlocutor. Apenas ayer, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, garantizó al dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que nada relacionado con el magisterio se negociará a sus espaldas.
Durante una reunión con el líder del SNTE para dialogar sobre los retos de la implementación de la reforma educativa, Osorio Chong afirmó que no se empeñó una transformación de dicha reforma o dieron algo a cambio para la reducción del campamento de la CNTE en la ciudad de México.
“Absolutamente nadie, a mí como secretario de Gobernación y a nombre del Gobierno de la República, puede ponerme que empeñé una transformación en la reforma (educativa) o puede señalarme que dimos algo a cambio de que ellos ya no estuvieran en la ciudad de México, es mentira, nunca lo vamos a hacer y nunca a espaldas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación”, sentenció.
El titular de la Segob dijo que están obligados a escuchar y abrir las puertas, por lo que con los integrantes de la CNTE, aclaró, lo que hicieron fue dialogar y dio el espaldarazo al SNTE: “Cuando somos aliados y cuando somos cercanos, se tiene que demostrar en los hechos, y yo le he manifestado al líder del Sindicato Nacional, el maestro Juan Díaz, que habremos de hacer todo lo que está en el gobierno de la República para fortalecer a los que tienen la representación y el liderazgo de los maestros en este país. Todo el respaldo y todo el apoyo, me quiero comprometer con ustedes”, señaló.
A pesar del respaldo al líder del SNTE, la CNTE sostiene que el magisterio disidente se ha convertido en uno de los interlocutores válidos del gobierno de Enrique Peña Nieto para discutir cualquier asunto relacionado con el tema educativo, como ocurre en los Estados de Veracruz, Campeche, Quintana Roo, Oaxaca, Michoacán, Zacatecas, Chiapas, Colima y Jalisco.
Mendoza González, quien está empeñado en obtener del Gobierno de Quintana Roo el reconocimiento a la CNTE como interlocutor, sabe que eso difícilmente ocurrirá y que no se repetirá lo ocurrido en octubre de 1992, cuando firmó, como secretario de la Sección 22 de la CNTE, una minuta con el entonces gobernador oaxaqueño Heladio Ramírez.
Ese documento sentó las bases de lo que sería la relación entre ambos CNTE-Gobierno de Oaxaca. Se estableció así la obligación del gobierno de consultar al sindicato sobre cualquier cambio en el sector educativo y de respetar las designaciones de funcionarios del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) por parte del gremio.
A su salida como dirigente de la CNTE, a Mendoza González se le vinculó con la guerrilla y en 2006 fue uno de los dirigentes de la APPO. Ese mismo año estuvo en prisión durante cuatro meses acusado de la quema de autobuses en su natal Jalapa del Marqués.
La APPO, con más de 300 organizaciones afiliadas, apoya las demandas laborales de la Sección 22, cuya dirigencia se identifica con la CNTE. El 1 de mayo de 2006 la Coordinadora inició un movimiento en busca de un aumento salarial, que creció y derivó en un movimiento político que exigía la renuncia del gobernador Ulises Ruiz. Ese año, además, la APPO boicoteó el festejo popular conocido como la Guelaguetza.
Luego del paro magisterial de entonces, Mendoza González no dejó de participar en plantones y movilizaciones de los maestros de Oaxaca y conformó el Movimiento Social por la Democracia en Oaxaca, que se ha dedicado a denunciar los abusos y asesinatos de activistas sociales e indígenas en la entidad.
La última protesta que encabezó en Oaxaca fue para exigir la liberación de los cinco profesores detenidos por la Procuraduría General de la República, acusados del presunto secuestro de los sobrinos de Gerardo Gutiérrez Candiani y por supuestos vínculos con el EPR.
Desde entonces comenzó a viajar por el sureste. Su llegada a Quintana Roo coincide con la radicalización de las protestas contra la reforma educativa: bloqueos de carreteras y avenidas estratégicas y el intento de ocupación del Palacio Municipal de Cancún

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