“Estoy lista para cumplir mis sueños, uno de ellos es ser maestra cuando crezca y hacer que los niños aprendan y se diviertan al mismo tiempo”, dijo Meredith Alisson a casi un año de que EL UNIVERSAL diera a conocer su historia.
Para la pequeña de siete años, que luego de un accidente automovilístico perdió casi por completo el lado izquierdo de su rostro, quedó atrás el temor de verse reflejada en un espejo o en una imagen; ahora no deja de sonreír y decir que se encuentra muy bien.
La especialista Elizabeth Rodríguez Rojas, quien apoyada por Raymundo Priego Blancas y Anabel Villanueva Martínez, del Centro de Microcirugía del Hospital General realizó la intervención que salvó el rostro de la menor, afirmó que Meredith se encuentra 100% rehabilitada tanto en el aspecto funcional como social, y añadió que en lo estético los resultados son alentadores y continuarán progresando.
En total se practicaron en la infante cuatro procedimientos quirúrgicos, que en conjunto tuvieron un costo de 5 millones de pesos por tratarse de una institución de salud pública, en donde Meredith Alisson estuvo hospitalizada 23 días, 14 de ellos en terapia intensiva pediátrica.
Tras salir del hospital, lo que siguió para la niña fue reincorporarse a su vida cotidiana, regresar a la escuela, convivir con su mejor amiga Alondra, jugar con sus compañeros de clase, ver en la televisión sus programas favoritos y la convicción de cumplir su sueño de ser docente cuando crezca.
“Ahorita mis clases favoritas son matemáticas y español, pero me gustan más los números”, mencionó Meredith, quien resaltó que le gustaría dar clases a niños de primaria y así como ella se divierte y aprende al mismo tiempo educar a futuras generaciones; “si nos ponemos a jugar “Basta”, haré que mis alumnos sepan sumar y restar y también se entretengan, eso es lo que más me gustaría”.
Miriam Cruz, madre de la menor, relató que los meses que su hija estuvo convaleciente, no fue tiempo perdido, sino que se dedicó a aprender a leer y escribir y “gracias a eso, cuando regresó a la escuela su maestra se sorprendió porque pensó que estaría atrasada en comparación con sus compañeros pero no fue así”.
Emocionada dijo que ve en su hija una evolución, no sólo en su rostro, donde poco a poco han ido desapareciendo las cicatrices, sino en su persona y en cómo se desenvuelve con sus amigos. “Es una niña completa, útil intelectualmente hablando, es muy segura, le encanta ir a la escuela”.
La señora Cruz García agradeció al ISSSTE por la atención oportuna y humana que le brindaron a su hija. “A veces la gente se queja de la institución, quizá por los tiempos de espera, pero tener seguridad social es una bendición, cuando escuché el costo aproximado de la cirugía, pensé en qué es lo que habría hecho sin ISSSTE, y me pregunto lo mismo por todos aquellos que no están afiliados a algún sistema de seguridad social”.
Antes de ir en busca de un pan de dulce, Meredith envió un mensaje a todos los niños del país y les invitó a siempre sonreír a la vida y a “ser valientes, así como yo”.