Los metrosexuales son fácilmente reconocibles, incluso por las que no consultan las revistas femeninas. Se trata de una tendencia generalmente urbana caracterizada por hombres que emplean cremas, cosméticos, cuidan su aspecto físico y la ropa que usan, y explotan siempre su exterior, prestando menos atención al anterior.
Pero ahora, han llegado los «lumbersexuales». No hay una traducción exacta pero podría ser algo así como «leñasexual». Lumber, significa madera en inglés, y lumberjack o lumberman, leñador. El nombre hace alusión a los leñadores que resume de forma bastante precisa cómo son los lumbersexuales.
Se trata de hombres que usan camisas a cuadros, vaqueros gastados, botas todoterreno y una barba muy poblada y desprolija. Pero sobre todo, se caracterizan por alardear de su aspecto desaliñado y masculino. Y, por supuesto, también son atractivos.
«El término surge de las revistas femeninas. Responde a un hombre barbudo, con camisa a cuadros y que exuda feromonas. Es básico, asilvestrado, muy vinculado a la figura del nuevo hippie, a la naturaleza y que en teoría, no cuida su imagen», explica el psicólogo y divulgador Luis Muiño.
Convertirse en élite
¿Podría interpretarse como un retorno a la figura del hombre duro, «primitivo», y alejado de los cuidados diarios que siempre se le han atribuido a las mujeres? «No es un retorno al hombre, no es una persona que responda a la virilidad». A juicio de Muiño, este fenómeno «responde al movimiento pendular de las modas: cuando existe un consenso en las modas, por ejemplo, desde el metrosexual, cuidado, pulcro y afeitado surge alguien que se atreve a romper la moda y si, además tiene tirón mediático puede conseguir que la gente quiera seguirlo porque es algo diferencial»
Como cualquier moda, «se trata de destacar pero siguiendo a la élite.Las modas consisten en eso, en convertirse en élite. En el mundo moderno necesitamos tres o cuatro personas que adquieran un look y que pueden ser rebeldes porque están de moda, son guapos y la gente les sigue», concluye.
«Menos artificiales»
Muiño cita como un ejemplo similar los conocidos como «osos» del ambiente homosexual. «Hay bares de osos y música para ellos que lleva 40 años existiendo, con los lumbersexuales también habrá características que los unan». De hecho, no solo escapan al aspecto físico. «Las modas dan a las personas un halo psicológico. En el caso de los lumbersexuales, se supone que son personas menos artificiales, más humildes y se supone que tienen más contacto con la naturaleza, con lo real», señala.
Información tomada del periódico español ABC