#LópezObrador, factor electoral para el voto de los latinos en EE.UU., señalan expertos

Washington.- Andrés Manuel López Obrador todavía estaba en Washington —de hecho, justo estaba empezando a cenar en la Casa Blanca— cuando la cuenta de Twitter @equipoTrump empezó a difundir a sus seguidores las palabras y elogios del presidente mexicano hacia su homólogo estadounidense Donald Trump.
Un video de escasos 24 segundos, suficientes para resumir el mensaje que querían mandar a sus seguidores: el buen hacer del mandatario estadounidense con su vecino del sur. “Presidente Trump”, había dicho AMLO esa misma tarde, “como en los mejores tiempos de nuestras relaciones políticas, durante mi mandato como presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted comprensión y respeto”.
A López Obrador le habían caído críticas por todos lados por su visita a Washington, en un principio para celebrar la entrada en vigor del tratado comercial T-MEC. Sin embargo, cuando puso un pie en la capital de Estados Unidos faltaban 118 días para las elecciones presidenciales en la Unión Americana, un país que vive en campaña electoral constante, y más desde la llegada de Trump al gobierno.
Una semana antes de embarcar, AMLO aseguraba ser “consciente” de que iba a ser tratado como un viaje que podía ser usado con fines electorales, pero su conciencia estaba tranquila porque no viajaba para “hacer política partidista”. Sin embargo, parece que del lado estadounidense el plan era bien distinto.
“La visita de AMLO […] fue un elemento en una semana de ofensiva para tratar de cambiar la imagen de Trump entre la comunidad latina […] una ofensiva de relaciones públicas”, dijo a EL UNIVERSAL David Ayón, estratega senior de la firma Latino Decisions (empresa contratada por el demócrata Joe Biden) y analista político especializado en política enfocada a latinos. En 2015, la firma fue contratada por la aspirante presidencial demócrata Hillary Clinton para hacer encuestas entre votantes latinos.
Coincidieron con Ayón los expertos consultados por este diario. “Toda la semana fue un esfuerzo para relanzar o poner la campaña en posición más firme después de meses en caída libre”, opinó Geraldo Cadava, profesor de estudios latinos en la Northwestern University y autor del libro The Hispanic Republicans. “Se puede ver la semana pasada como una corrección del curso para la campaña de Trump”, añadió en conversación telefónica.
La visita de AMLO fue el inicio de una serie de eventos que pareció que la Casa Blanca tenía pensados al milímetro para potenciar su aproximación al votante latino. Empezó con AMLO y siguió al día siguiente con una iniciativa empresarial para comercios hispanos (donde se gestó el escándalo de la alimentaria Goya, que todavía perdura); el viernes visitó Florida para animar a la comunidad venezolana y cubana, y terminó con una entrevista a Telemundo donde anunció que presentará una propuesta de reforma migratoria y una solución para los dreamers.
Un “plan complejo”, en palabras de Sergio García-Ríos, profesor de estudios latinos en Cornell y director de encuestas para Univisión, que demuestra una tesis que repitió en varias ocasiones durante su conversación con EL UNIVERSAL: que Trump “se da cuenta que necesita al voto latino”.
“Pensar que (el viaje) no tenía tintes político-electorales es una tontería, por no decir abiertamente una mentira”, acusó Ayón. Todos los expertos coincidieron que el “nerviosismo” que se había instalado en la campaña de reelección de Trump. Una campaña que por cierto, este mismo miércoles, veía como la última encuesta lo situaba 15 puntos por debajo de su rival, el exvicepresidente demócrata Joe Biden, obligándolo a agitar su equipo y cambiar de jefe de campaña.
La preocupación estaba (o está) especialmente entre los latinos y aquellos republicanos que tienen muchas reticencias en su apoyo al presidente de Estados Unidos: la visita de AMLO era un intento de normalizar al candidato, que se le viera como un mandatario normal.
De acuerdo con García-Ríos, “lo que Trump va a tratar de capitalizar va a ser su propia actitud (…) Creo que ya empieza a mostrar un cambio de actitud, y desde luego que va a usar el marco de la visita” en ese sentido.
Algo parecido a lo que, según Ayón, Trump ya consiguió hace cuatro años con la visita a Enrique Peña Nieto en la Ciudad de México: “pareció que no era totalmente un monstruo, que se puede portar bien por lo menos por 15 minutos”.
Una cosa es que lo use como oportunidad electoral, como imagen publicitaria, como elemento normalizador; otra es que le funcione. Trump, en ese sentido, navega en un precipicio de doble vertiente: la necesidad de moderación de su imagen y la radicalidad de su base más fiel.

Un problema de base

“Trump tiene el problema de que su base es antiinmigrante, antilatina, y especialmente antimexicana. Se arriesga a plantear preguntas entre algunos de su base si es visto como demasiado cercano a AMLO y México”, argumentó Luis Fraga, director del Instituto de Estudios Latinos de la Universidad de Notre Dame.
Por otra parte, “ningún republicano quiere apoyar a alguien que es tan claramente antimexicano, y creo que sus declaraciones estuvieron destinadas a calmar republicanos nerviosos en su apoyo a un presidente racista”, resolvió Cadava.
Suavizar un perfil para que, como dijo Ayón, aquellos con algunas reticencias tengan “elementos para poder defenderse” y así “negar” algunos tintes racistas y antiinmigrantes que puedan aparecer de ahora en adelante.
“Cuando viene el presidente de México y le da un espaldarazo, es un elemento que confunde”, sentenció el asesor de Latino Decisions.
La táctica de seducir a segmentos de votantes acercándose a la comunidad latina no es algo nuevo, según Ayón: ya lo hizo George W. Bush en su momento, especialmente para apelar al segmento de mujeres blancas de los suburbios. Grupo que, por cierto, está abandonando en manada a Trump; no se espera que el actual presidente tenga éxito en su cruzada.
En lo que coinciden es en la prácticamente nula afectación que tendrá en el votante latino. “No va a ayudarle a ampliar su apoyo entre los latinos”, dijo Cadava, “pero creo que puede ayudarle a solidificar el apoyo que ya tiene entre los hispanos republicanos.
“Es importante recordar que entre 20% y 25% de los votantes latinos (…) apoyarán cualquier candidato presidencial republicano”, añadió Fraga. Es un margen sólido, invariable según todas las encuestas, pero con poco margen de expansión. “Mostrar hermandad hacia México no sé si necesariamente le va a dar puntos”, dudó García-Ríos; coincidió Cadava, que ve “muy poco espacio” para expandir el apoyo latino hacia Trump, y está seguro de que el único objetivo de todos los actos de la semana, empezando por la visita de AMLO, era “solidificar” el apoyo que ya tiene. “Siento que quieren mantener lo que tienen y no perderlo”, sentenció García-Ríos, el experto de la Universidad de Cornell.
El pasado lunes, ya de regreso a la Ciudad de México, preguntaron al presidente López Obrador si no le molestaba que parte de su discurso sea utilizado electoralmente en Estados Unidos. “No me corresponde a mí evitarlo”, respondió. “El gobierno estadounidense puede hacer lo que considere, no me afecta, no creo que nos afecte”.

Doble vertiente

Sin embargo, quizá el juego electoralista tuvo una doble vertiente, un juego al que no sólo jugó Trump, sino también AMLO. “A los dos presidentes les da un poco de respiro fuera de lo del Covid”, apuntó García-Ríos, señalando que “pareciera que en México también el equipo de López Obrador lo quisiera usar electoralmente”.
Coincidió Ayón, seguro de que los dos presidentes tenían como objetivo de la visita “distraer de todos los otros problemas”, empezando por el Covid y pasando por las dificultades económicas. “Creo que les sirvió a ambos para eso”, añadió.
En la última semana, la cuenta @equipoTrump, creada en abril de 2020 como apéndice en español de los esfuerzos en Twitter de la campaña de Trump, ha estado más activa que nunca. Una marabunta que empezó con la visita de AMLO, que durante las primeras horas sirvió para difundir videos de pleitesías, como los 40 segundos que necesitó López Obrador para agradecer que Trump “no ha pretendido tratarnos como colonia” y expresando “al pueblo de EU que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto”. Al día siguiente estallaría el escándalo de los productos Goya, la politización de latas de frijoles y productos alimentarios latinos, y AMLO desapareció de las menciones de las redes sociales latinas de la campaña de Donald Trump.
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