CANCÚN, 16 de diciembre.— Durante el presente año, la construcción del Tren Maya ha causado daños a 21 cuevas adicionales, perturbando los ríos subterráneos de la región mediante la eliminación de vegetación y la inserción de pilotes. Roberto Rojo García, miembro del colectivo Sélvame del Tren, informó que, hasta la fecha, más de 121 cuevas han sido identificadas como afectadas a lo largo del tramo 5 del Tren Maya en 2023, especialmente en la sección sur.
Al momento del cambio de ubicación del tramo, que originalmente pasaría sobre la carretera entre Cancún y Tulum, los ambientalistas se dieron cuenta de que el proyecto pasaría sobre más de 70 cuevas, sin embargo, hasta el día de hoy ya se tiene contabilizadas más de 121 cuevas y cenotes afectados por el megaproyecto.
Durante el primer trimestre de este año, el colectivo reporta que alrededor de 100 cuevas resultaron dañadas debido al desmonte de vegetación circundante y la introducción de pilotes de 25 metros de longitud que alcanzan los ríos subterráneos. Esta actividad impacta negativamente en la fauna, al privarla de su fuente de agua, y afecta a las especies marinas al enturbiar el vital líquido por el estancamiento y la introducción de materiales en el manto acuífero, alterando la claridad de los ríos subterráneos.
Las cuevas, georreferenciadas por el colectivo, han sido monitoreadas semanal o mensualmente a lo largo de la ruta del Tren Maya. Según Rojo García, estas cuevas se encuentran directamente bajo el tren, con las entradas situadas en las vías del tren, abarcando aproximadamente 4.5 kilómetros de cuevas por cada kilómetro cuadrado de territorio en la zona del tramo 5 sur.
El entrevistado señaló que el color del agua en algunas cuevas ya ha cambiado debido a la construcción del tren, causando estancamiento y descomposición del agua en los cenotes afectados. Además, destacó que los 17 mil pilotes de 1.20 metros de ancho por 25 de profundidad, no cuentan con estudios de impacto ambiental, lo que dificulta conocer la magnitud de la afectación a los ríos subterráneos a largo plazo.
Rojo García advirtió sobre las consecuencias ambientales a largo plazo, afirmando que la construcción del Tren Maya está afectando la estabilidad ecosistémica de selvas en Quintana Roo, como la selva del norte de Quintana Roo, la selva de Muyil y la selva de Calakmul. Además, alertó sobre posibles daños a vestigios arqueológicos de diversas eras históricas, incluyendo la era maya, y a la barrera de coral debido a la contaminación del ecosistema.