Los supuestos defensores de la historia de Chetumal: ¿promotores Inmobiliarios disfrazados?

En Chetumal, un pequeño grupo autodenominado defensor de la historia pretende disfrazar un interés económico con la aparente defensa del patrimonio cultural de la ciudad.

Al analizar sus actividades y motivaciones, parece que su verdadero interés se inclina más hacia la promoción de bienes raíces que a la preservación histórica que proclaman defender.

Si de verdad estuvieran comprometidos con la conservación del patrimonio cultural de Chetumal, habrían alzado la voz y actuado en diversas ocasiones cuando la historia de la ciudad ha sido relegada, incluso olvidada.

Este grupo ha guardado silencio, por ejemplo, frente a la negligencia hacia decenas de casas de madera, auténticos tesoros arquitectónicos en ruinas, que no han recibido ninguna promoción para su rescate.

Otro episodio revelador es su indiferencia ante la modificación del proyecto de la mega escultura durante el gobierno de Carlos Joaquín.

Cómo diría el presidente Andrés Manuel López Obrador: ¿por qué callaron como momias?

Ahora parecen estar muy activos en una campaña contra la construcción de una cafetería en el Congreso del Estado, utilizando argumentos históricos cuestionables.

Esta oposición no parece estar motivada por una preocupación genuina por la historia, sino por un claro interés en presionar al Congreso para que adquiera propiedades aledañas, actualmente abandonadas y en manos de dueños que están perdiendo dinero.

Estas propiedades, curiosamente, son las mismas que este grupo ha identificado con precisión como las que el Congreso debería comprar, dejando entrever un posible beneficio económico personal detrás de sus acciones.

Es llamativo que los líderes de esta campaña sean políticos que en el pasado estuvieron involucrados en prácticas turbias, como el tráfico de placas de taxi y la obstrucción de concesiones legítimas a trabajadores del volante, además de estar relacionados, en su momento, con actividades de lavado de dinero.

Estos personajes, que lograron evadir implicaciones en el caso de Mario Villanueva pese a su cercanía con él, ahora intentan recuperar protagonismo bajo la bandera de la honestidad y la preservación histórica.

Acusan corrupción en la obra de la cafetería, pero guardaron un silencio cómplice cuando en la XV Legislatura desaparecieron más de 100 millones de pesos, y cuando se gastaron 15 millones de pesos en un programa de cómputo para la administración de recursos humanos que nunca se instaló.

Ahora levantan la voz contra una instalación que, aunque servirá al público general, beneficiará significativamente a los 600 trabajadores del poder legislativo que a menudo se ven obligados a comer en condiciones inadecuadas debido a sus horarios extendidos.

No existe ninguna afectación al patrimonio histórico del Congreso del Estado con la construcción de esta cafetería, pero estos supuestos defensores utilizan este pretexto para impulsar sus intereses inmobiliarios.

Resulta evidente que su campaña no es más que una cortina de humo para encubrir sus verdaderas intenciones: obtener beneficios personales bajo la apariencia de una noble causa.

Es necesario que la ciudadanía esté alerta y no se deje engañar por aquellos que buscan enriquecerse a costa del bien común, disfrazando sus intereses personales como una lucha por la historia y la cultura de Chetumal. Ver para creer.

@PalcoNoticias

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