9. Paracaidismo y huelgas de hambre

A mediados de 1989 se registra otra huelga de hambre. Unas 20 mujeres protestaron porque no querían que se les reubicara en la Región 100, en donde el gobierno del Estado pretendía trasladarlos, luego de que invadieron predios ejidales en lo que ahora son los asentamientos del norte de la ciudad.

El 18 de julio de 1990 un grupo de trabajadores del periódico Novedades de Quintana Roo, incluidos los reporteros, se declaran en huelga de hambre, luego de que la empresa descubrió sus intenciones de crear un sindicato y empezó a tomar represalias en su contra. El movimiento tuvo una duración de 19 días.

Llegaron los 90 y con esa década un nuevo estilo de gobierno -”tranquilidad viene de tranca”, solía decir Mario Villanueva Madrid, quien, para muchos, impuso una manera muy particular de gobernar.

Con Villanueva Madrid como gobernador (1993-1999) y Carlos Cardín Pérez como alcalde en el período comprendido entre abril de 1993 y noviembre de 1995, se

ejercieron una serie de acciones, entre ellas enjuiciar a Arturo Contreras Castillo, quien hasta ahora ha sido el único alcalde en ser encarcelado por delitos vinculados con el ejercicio del poder público.

Contreras Castillo llegó a la presidencia municipal el 11 de mayo de 1991, cuando el Congreso del Estado lo nombró en sustitución de Villanueva Madrid, quien pidió licencia para postularse como candidato a senador, cargo que, finalmente, ocupó y del que se separó el 26 de septiembre de 1992, para tomar protesta como candidato del PRI a la gubernatura del Estado.

Además de Contreras Castillo, también visitaron la cárcel su tesorero Javier Castellanos May y varios más de sus colaboradores, quienes fueron víctimas de un proceso judicial polémico, que despertó muchas suspicacias en la sociedad.

Salieron libres, luego de una serie de negociaciones políticas, en cuyo inter se dio el escándalo de los llamados “cheques de hule”, con los que, se dijo, fueron reparados los presuntos daños al patrimonio municipal, pero que, según confesó años después Contreras Castillo, no fue más que una forma de chantajearlo políticamente.

-Fue una charlotada política –dijo Contreras Castillo el 17 de octubre del 2001.

Con el paso de los años, Contreras Castillo llegó a ser presidente de los Langosteros de Cancún.

También en 1993, a los desarrolladores del Centro de Convenciones, quienes crearon un extraño fideicomiso con el gobierno del Estado en la administración de Miguel Borge Martín, se les presionó para que cedieran sus derechos nuevamente al Ejecutivo que, luego de entregar el inmueble para su operación primero al Camino Real y después al Grupo Escorpión de Enrique Molina Sobrino, ahora lo maneja la OVC, aunque la intención es hacerlo rentable.

En el proyecto del Centro de Convenciones quedó pendiente la construcción de una torre panorámica, cuyo futuro aún no se define. En alguna ocasión se dijo que ya no se haría, pero hay constantes cambios de opinión al respecto.

Actualmente, el inmueble, que requirió de una cuantiosa inversión financiada por el Banco Obrero, está prácticamente convertido en un “elefante blanco”, pues no recibe el número de convencionistas para el que fue proyectado y la mayoría de sus locales comerciales están cerrados. Incluso, forma parte de los pasivos del IPAB.

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