El asalto a la sede del Poder Legislativo de EE.UU. pasa factura a la Administración de Trump, con una lluvia de dimisiones de altos cargos de la Casa Blanca.
El viceasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Matt Pottinger, ha presentado este jueves su renuncia, sumándose así a otros dirigentes que se han decantado por abandonar las filas del Gobierno, a raíz de los violentos actos de protesta de los partidarios del mandatario.
Hasta el momento, Stephanie Grisham, la jefa de Gabinete de la primera dama, Melania Trump; la viceportavoz de la Casa Blanca, Sarah Matthews; y la jefa de eventos sociales de la Casa Blanca, Anna Cristina Niceta, han dimitido.
Además, la lista incluye al enviado especial a Irlanda del Norte y exjefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, y el director senior de Asuntos Europeos y Rusos del Consejo de Seguridad Nacional, Ryan Tully.
Se prevé que otros miembros del equipo de Donald Trump renuncien y pongan en evidencia la gravedad de la crisis política en el país.
Otros que, según los informes, están considerando hacer lo mismo son el asesor de Seguridad Nacional, Robert O’Brien, y el subjefe de personal, Chris Liddell.
Cuatro personas perdieron la vida cuando simpatizantes de Trump irrumpieron el miércoles en el Capitolio, situado en Washington D.C. (la capital), para evitar que el Congreso certificara la victoria del presidente electo, el demócrata Joe Biden, en las elecciones de noviembre.
En un vídeo publicado en Twitter, mientras los manifestantes deambulan por el Capitolio, Trump califica a sus partidarios de “especiales” y repite sus afirmaciones sobre fraude electoral antes instarles a volver a sus casas.
Muchos senadores y congresistas, tanto demócratas como republicanos, culparon al presidente del caos, e incluso los miembros del Gabinete de Trump debatieron la posibilidad de destituir al mandatario según la 25.ª enmienda a la Constitución.
Los líderes mundiales han expresado su preocupación ante los hechos en Estados Unidos. China ha comparado el asalto al Capitolio con las protestas en Hong Kong, mientras Rusia e Irán han manifestado que el evento mostró la debilidad de la democracia occidental. Los aliados europeos de Washington, asimismo, han criticado la incitación a la violencia por Trump como “un asalto a la democracia”.
Fuente: Hispantv