Hoy, el diputado federal de Morena Luis Alegre Salazar presentó ante medios de comunicación la campaña “Recomiéndanos”, como parte de la reactivación turística del Caribe mexicano, evento que tuvo lugar en la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres.
Más allá del objetivo de esta campaña, que es una iniciativa reciclada para impulsar la llegada de vacacionistas al destino, esta vez con el argumento de la pandemia de Covid-19 que golpeó severamente a la industria, hubo un punto que llamó poderosamente la atención en el evento, y fue la ausencia de la presidenta municipal de Benito Juárez, Mara Lezama Espinoza, que se supo, no fue invitada a la rueda de prensa.
Con esta decisión, el legislador mostró su falta de oficio político al excluir a la primera autoridad del municipio más turístico de México, el que genera la mayor derrama económica al país vía la industria de la hospitalidad y al que pertenece una de las marcas en turismo más reconocida a nivel mundial, es decir, Cancún.
Luis Alegre no pudo hacer a un lado sus diferencias con la alcaldesa, por cierto también morenista, quien a su parecer pudiera significarle un obstáculo en sus aspiraciones políticas a mediano plazo.
Se vio pequeño al querer emular al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien -él sí- abiertamente dijo que no invitaría al gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, en su gira de hace unos días por aquella entidad, para no ser utilizado por autoridades y actores políticos en el tema del incumplimiento del tratado firmado en 1944 entre México y Estados Unidos, que regula cómo los dos países deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado. A decir del mandatario, Corral y el PAN ponen en riesgo la buena relación que se tiene con el gobierno de Donald Trump.
Luis Alegre quería los reflectores solo para él.
De que hizo falta tacto, mucho tacto político, faltó.
Dicen por allí que lo cortés no quita lo valiente.
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