A sus 7 años, Fátima encontró la muerte, pues uno de sus agresores quería un ‘regalito’ y su esposa Giovana salió a buscarlo; sin embargo, como la niña empezó a gritar, la asfixiaron presuntamente con un cinturón.
Tras cometer el homicidio, la pareja huyó de la Ciudad de México y se escondió en casa de unas tías de Mario, en el municipio mexiquense de Isidro Fabela.
Mayela Hernández, quien vive con Irma, tía de Mario ‘N’, recuerda que Giovana dijo que estaba dispuesta a entregarse, pero su pareja no, argumentando que a él no lo buscaban y que se quedaría a cuidar a sus hijos.
Al preguntarles qué le habían hecho a la niña, la mujer explicó que Mario, quien presuntamente consume drogas, le había exigido un regalito “¿por qué hija? ¿te gano la ira? ¿por qué lo hiciste? (…) entonces él se bajó, ya no la puedo tener aquí, le dije”, narró la tía quien recordó que cuando Mario salió de la habitación Giovana se hincó para pedirle ayuda, mientras que su sobrino no mostraba arrepentimiento.
Les explicaron que al ver que se volvió viral la desaparición de Fátima tuvieron miedo y decidieron matarla.
Al cuestionarla sobre la razón por la que lo hizo, Giovana aseguró “porque como él estaba en la casa con mis hijos, dijo que, si no iba a verlo con alguna de las niñas, con mis hijos y yo me espanté y fui y se la traje”, recordó Mayela Hernández, quien vive con Irma, tía de Mario.
Con mochila al hombro, Giovana y Mario huyeron con sus tres hijos
Recuerdan que el pasado 16 de febrero, Mario, su esposa y sus tres hijos con una mochila al hombro llegaron a su casa en el ejido Palma en el poblado de Tlazalpa en Isidro Fabela, en una zona boscosa a por lo menos tres horas de la Ciudad de México.
En ese momento me dio mucha alegría, porque su papá se suicidó… Mi hermano, hace 22 años se ahorcó, fue como recuerdo decir, cuando me dijo que era Mario, dije Mario el hijo de Pepe”, añadió.
Inicialmente verían a donde irían, pero aseguran que Mario decidió quedarse en una vivienda de dos cuartos, de cuatro por cuatro, sin cristales en las ventanas, de techo de láminas de cartón, ubicada a unos metros de su casa, que asegura le pertenece a otra de sus sobrinas.
Ahí permaneció Mario y su familia, quienes dormían en el suelo sólo tapados con unas cobijas que les presaban, la ventana era tapada con cartones y en la pared hay una cruz, en la habitación que no cuenta con energía eléctrica.
Sus tías recuerdan que sólo una vez salieron a buscar algo de comer y a otro lugar, y ellas creían que habían salido a buscar trabajo.
“Los encaré y fue cuando me confesaron todo lo que había pasado”
Sin embargo, la tarde-noche del martes vieron por la televisión la fotografía primero de Giovana y se preguntaron si se trataba de la misma persona, ya no tenían duda, cuando apareció la foto de Mario.
Primero la vi a ella y me entró la duda, le dije ella es la de allá abajo, pero todavía no lo tomé tan enserio, pero ya cuando los vi a los dos, enseguida bajé y los encaré y fue cuando ellos lo reconocieron y aquí arriba me confesaron todo lo que había pasado”.
Los familiares de Mario pensaron que no podían tenerlos en su casa, por lo que con el argumento de que las acompañaran para acercar a Giovana al pueblo para que se entregara, hicieron tiempo, mientras otros de sus familiares solicitaban el apoyo de la policía municipal.
Así fue como la Policía Municipal logró la detención de la pareja, y posteriormente se apoyó en el traslado la Guardia Nacional, según señalaron Mayela e Irma.
En tanto, los niños fueron retirados del lugar por parte de la mamá de Mario quien llegó hasta este lugar, en donde los vecinos declinaron a declarar, mientras en los cuartos quedó lo que esa mañana comieron y los juguetes de los niños de la pareja.