Eran fines de los años 90. Rafael Lara y Lara y Fidel Villanueva Madrid eran los presidentes municipales de Benito Juárez e Isla Mujeres, respectivamente.
Mario Villanueva tenía el control absoluto de la política quintanarroense y de no ser por alguna tormenta tropical, no se movía ninguna hoja si él no lo decidía.
Y quizá el aburrimiento que ocasionaba esa tranquilidad, antes de que fuese trastocada por las persecución zedillista al entonces gobernador, provocaba ocurrencias, propiciaba la iniciativa innecesaria.
Por esos días los directores de catastro de ambos municipios realizaron un sobrevuelo en avioneta, para supervisar trabajos fotogramétricos.
El director de Catastro isleño tenía la duda clavada en el corazón. Y de pronto vio la luz.
Él estaba casi convencido que la comunidad de Francisco May, que se consideraba de Benito Juárez, estaba en realidad en territorio continental de Isla Mujeres.
Aprovechando los recursos técnicos que había en la avioneta, propuso comprobar la ubicación exacta de esa comunidad y zona agropecuaria adyacente.
El que perdiera, pagaba la cena. El director de Catastro isleño estaba seguro, además, que sería felicitado por Fidel Villanueva.
Su homólogo cancunense acepta la apuesta, seguro que no perdería y tenía la certidumbre de que si eso pasaba, no recibiría ningún reclamo de su jefe bonachón.
Se hace la comprobación y resulta que, efectivamente, Francisco May, que durante décadas fue atenido desde Cancún, formaba parte de Isla Mujeres.
Con la emoción en el rostro, el director de Catastro de Isla Mujeres llegó al palacio municipal de la ínsula y pidió hablar con Fidel Villanueva.
El presidente municipal lo recibe y después de que es informado del gran logro, exclama:
¡”Sí serás pendejo! Ahora vamos a tener que gastar en lo que no estaba previsto, pero qué necesidad…”, dicen que dijo el alcalde isleño.
Y sí, qué necesidad tenía la alcaldesa de Felipe Carrillo Puerto Mary Hernández de conflictuarse con su homólogo de Tulum, Marciano Dzul, reclamando tres comunidades mayas alejadas de la cabecera municipal carrilloportense.
Generó un conflicto innecesario y ahora ya tiene en su poder la papa caliente.
El Cabildo de Tulum decidió dejar de atender esas comunidades que durante 14 años tuvo a su cargo.
Ahora sus habitantes en automático serán más pobres. Estaban en manos de un municipio rico, con pocos hijos y ahora estarán sujetos a las condiciones de un ayuntamiento pobre con muchos, muchísimos hijos.
Pero qué necesidad.