Para avanzar, para lograr los objetivos y los resultados que la sociedad desea, aparte de gritos y sombrerazos, la se requiere mesura, cautela, tacto, prudencia. El hecho de que una coalición de partidos distintos a la alianza PRI-Verde tenga el control de la Gran Comisión del Congreso puede ser positivo para la vida democrática del estado. Pero no hay que echar las campanas al vuelo. Porque no se trata de tener el poder sino saber que hacer con ese poder.
Los vencedores tienen una gran responsabilidad con la sociedad y con el futuro. Deben reformar y cambiar lo que sea posible, lo que sea necesario, lo que la sociedad exige. Pero también demostrar grandeza de miras. Es verdad que la mayoría de la sociedad exige clarificar muchas cosas de la administración pública actual. Es verdad que los que ganaron tiene que responder al reclamo de la sociedad que se siente lastimada por muchos agravios y abusos.
Pero la responsabilidad que tienen en los hombros es, también, la de actuar con altura de miras para no dividir más a la sociedad quintanarroense. Que investiguen a los que tienen que investigar, que se castigue a los que lo merezcan. Pero que no levanten un patíbulo donde ajusticien a “los malos”. Que no se construyan paredones. Que la justicia sea la divisa. Y la sociedad aplaudirá la acción de los nuevos gobernantes.
La nueva mayoría legislativa se construyó con una excelente operación política. Y varios de los integrantes de la nueva mayoría legislativa no se convierten en buenos porque hayan vencido a la alianza PRI-Verde. El hecho de que hayan votado contra el PRI no se purifican. Porque muchos de los que ahora gritan contra los “malos” del gobierno actual, lo sirvieron. Y en ocasiones de manera servil, abyecta, traicionando los principios que ahora dicen abanderar. Entonces, que no arrinconen a la sociedad a presenciar y aplaudir una improbable lucha de buenos contra malos. Ni son malos todos los que trabajan en el actual gobierno, ni son buenos todos los que ganaron.
EL PRI Y EL Verde, por su parte, deben entender que perdieron. Y es justo que reclamen un trato digno y respetuoso. Así debe ser. Lo que no es explicable, lo que no debe ser, es que le pongan escollos al gobierno que tomará posesión el 25 de septiembre. No se trata de que se sumen de manera incondicional al nuevo poder, sino de que levanten la cara con decoro y sean una oposición responsable y propositiva.
Correo: [email protected]
Twitter: @JorgeG512