Morena, el partido político del presidente Andrés Manuel López Obrador, se contagió del virus del desgaste por el ejercicio del poder.
Era inevitable, tarde o temprano les ocurre a todos los partidos políticos, pero en el caso de Morena sorprende la rapidez con la que ha ido perdiendo base electoral, que llegó a su punto más alto en las elecciones de 2018, cuando ganó la presidencia López Obrador.
Sin embargo, el ejercicio en el gobierno, los escándalos de corrupción un tanto acallados de varios de sus prominentes figuras, como Manuel Bartlett; la falta de resultados en el combate de la violencia y la inseguridad, las críticas por su falta de una política pública para encarar con estrategia de estado la crisis derivada de la pandemia por COVID19, han llevado a Morena a vivir un desplome de por lo menos 20 puntos en la intención del voto.
En menos de dos años ha sufrido un proceso que en el PRI tardó más de 80 años en llegar, le ha llegado mucha más rápido que al PRD, mientras el PAN, como la puerta de Alcalá, allí está viendo pasar el tiempo manteniéndose como un partido sí impactado por la derrota demoledora de 2018, herido por la inesperada muerte de Rafael Moreno Valle, quien se perfilaba como su principal liderazgo, pero en mejores circunstancias que otros para enfrentar el proceso electoral que está a la vuelta de la esquina.
De acuerdo con reciente encuesta de la empresa Massive Caller, si bien es cierto que Morena tiene el 40% de las preferencias del voto, el desgaste continuo que vive no le garantiza obtener la mayoría en la Cámara de Diputados ante un PAN competitivo con casi un 25% y un PRI que da signos de vida con el 12% de las intenciones del voto y un naciente México Libre muy cerca de la ex aplanadora priista con 10%.
Después viene toda la chiquillada, de la que no salido ni saldrá el partido del Trabajo y a la que ya pertenece el PRD.
Por ser su primera elección, México Libre no puede aliarse con ningún partido, pero una hipotética coalición entre priistas y panistas sería muy competitiva frente a Morena y podría tener condimento adicional con las sumas de Movimiento Ciudadano y el PRD.
Sin duda, así, el panorama luce complicado para Morena en la competencia por el control de la Cámara de Diputados, pero se complica aún más en las elecciones locales, en las que el electorado les da un peso particular a los candidatos.
Aún faltan 10 meses para la elección y en este período todo puede ocurrir, sin descartar un mayor desgaste morenista y un fortalecimiento mayor de sus principales adversarios.
Al tiempo.
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