(Bloomberg) — El Gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, dio a los inversionistas una idea de lo que les espera cuando el experimento más audaz del mundo con una política monetaria ultralaxa llegue a su fin.
Ante la continua presión del mercado, Kuroda sorprendió el martes a los mercados al afirmar que permitirá que la tasa de los bonos japoneses a 10 años suba hasta el 0,5%, el doble del límite máximo anterior del 0,25%.
Queda por ver si se trata de un ajuste estratégico para ganar tiempo en su control de la curva de rendimientos (YCC, por sus siglas en inglés) hasta que finalice su mandato de una década en abril o si es el principio del fin de su relajación monetaria sin precedentes.
Pero una cosa está clara: se ha abierto una grieta que los mercados de todo el mundo seguirán descontanto en las próximas semanas y meses.
“Este es un paso hacia una salida, sea cual sea el nombre que le dé el Banco de Japón”, dijo Masamichi Adachi, economista jefe para Japón de UBS Securities y antiguo funcionario del banco central nipón. “Esto abre la puerta a la posibilidad de una subida de tasas en 2023 bajo una nueva gobernación”.
Fuerte subida del yen
El yen se fortaleció fuertemente frente al dólar tras la decisión y continuó subiendo, tocando brevemente 132,00 desde 137,16 inmediatamente antes de la decisión. La rentabilidad de la deuda pública japonesa a 10 años avanzó hasta el 0,46%, desde el 0,25% anterior, tras la decisión del Banco de Japón.
Las acciones de los bancos japoneses subieron en las operaciones de la tarde ya que los inversionistas esperaban mejores ganancias para las instituciones financieras, pero las acciones de Tokio en general cerraron a la baja.
El efecto dominó también se extendió fuera de Japón, con repercusiones que afectaron desde los futuros de los índices bursátiles estadounidenses hasta el dólar australiano y el oro.
Los movimientos del mercado sugirieren que los inversionistas interpretaron la decisión como una medida de ajuste.
Pero otra forma de ver la última sorpresa del gobernador de 78 años es como una medida para que el programa de control de la curva de rendimientos sea más, no menos, sostenible.
“Esto confirma nuestra opinión de que el Banco de Japón está decidido a mantener la política de control de la curva de rendimientos incluso después de un cambio de liderazgo en abril del próximo año”, dijo Shigeto Nagai, exfuncionario del Banco de Japón y jefe de investigación de Japón en Oxford Economics. “Parece que el BOJ ha decidido aceptar el endurecimiento efectivo como costo para hacer más sostenible la política de YCC”.
Ese fue el mensaje transmitido por Kuroda en su rueda de prensa posterior a la decisión, en la que dijo que el ajuste está diseñado para aumentar la eficacia de su programa estrella. Kuroda tiene que supervisar dos reuniones más antes de que termine su mandato, lo que significa que corresponderá a su sucesor completar el camino hacia la normalización de la política monetaria.
Un camino que parece irreversible
Y las oscilaciones del mercado del martes ponen de relieve lo difícil que será dar marcha atrás en la política, dada la combinación de medidas poco ortodoxas que respaldan el estímulo del Banco de Japón: mantener las tasas de interés negativas a corto plazo, fijar las tasas a 10 años cerca de cero, realizar compras masivas de activos e intervenciones gubernamentales en los mercados de divisas para contrarrestar la caída del yen.
Cualquier paso en falso del nuevo gobernador podría desencadenar una agitación en los mercados a escala mundial.
“El Banco de Japón ha creado tanta tensión en los mercados este año con su política monetaria —el resorte ha estado tan tenso— que el impacto podría ser enorme cuando finalmente decida soltarlo”, declaró Vishnu Varathan, responsable de economía y estrategia del banco Mizuho de Singapur, antes de la reunión del martes. “Destrozará todos los aspectos de los mercados”.
Un posible impacto en todo el mundoLa mayor preocupación para el resto del mundo es que podría cortar la última atadura que queda en las tasas de los bonos globales y desencadenar una venta masiva de activos en dólares a favor del yen. El ajuste del martes coronó un año en el que prácticamente todos los grandes bancos centrales han endurecido su política monetaria, siendo China la notable excepción.
Si un endurecimiento sostenido hace que los inversionistas japoneses, como los bancos y los fondos de pensiones, se deshagan de sus inversiones en el extranjero, incluida la renta variable mundial, podría incluso alimentar el contagio entre los activos, incluidos los de los mercados emergentes.
Los inversionistas japoneses tienen más de US$3 billones invertidos en acciones y bonos en el extranjero, más de la mitad de ellos en Estados Unidos. Otros países como Holanda, Australia y Francia también son vulnerables a una posible repatriación de fondos japoneses, según datos de Bloomberg.
Antes de la reunión del martes, Amir Anvarzadeh, estratega de Asymmetric Advisors Pte, que ha seguido de cerca los mercados japoneses durante tres décadas, declaró: “Permitir que suban las tasas podría provocar un tsunami de dinero japonés en el extranjero que regresaría a casa”. “Ese es el gran movimiento de ‘reset’”.