Mutaciones y variantes del COVID-19: ¿Cuál es la diferencia?

Al replicarse en cada afectado, el coronavirus da lugar a cambios. Cuando estos aumentan su frecuencia, se habla de variantes. Una nueva mutación en la Argentina ahora está en la mira de los científicos

Científicos de todo el mundo se mueven como detectives en busca de mutaciones y variantes del coronavirus, que puedan ser más riesgosas para la salud humana. En la Argentina, se está siguiendo de cerca a una mutación (que llaman “s_L452Q”) y que fue informada en el último reporte del Consorcio País, que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Monitorean si esa mutación específica podría ser parte de una variante local, pero aún no hay evidencia suficiente que lo demuestre. La vigilancia continúa.

En el coronavirus que causa la enfermedad COVID-19, hay una cadena de 30.000 letras que representan propiedades químicas y que conforman su genoma. Para replicarse, el coronavirus se une al exterior de una célula humana y luego entra en ella: secuestra la maquinaria celular y la dirige para que haga copias del virus.

Cuando una célula infectada produce nuevos coronavirus, ocasionalmente comete pequeños errores de copia que se llaman “mutaciones”. “Se produce una mutación o dos por mes”, dijo a Infobae Julia Lo Médico, bióloga especializada en filogenética, quien fue expositora recientemente en un encuentro de capacitación de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

Cuando los científicos observan que hay mutaciones distintivas que aumentan su frecuencia se habla de “variante”. “Es el aviso de que algo puede estar pasando”, comentó Lo Médico. “Cada variante tiene una mutación o más”, señaló. “Cuando una variante aumenta su frecuencia en más del 30% regional o 20% mundial se convierte en linaje. A medida que pasa el tiempo y con más contagios, se está favoreciendo a que haya más mutaciones”.

Una variante tiene una o más mutaciones que la diferencian de las otras variantes en circulación. Como se preveía en el inicio de la pandemia, se han reportado múltiples variantes del coronavirus en el mundo. Algunas de ellas han generado temor por la posibilidad de que alarguen la pandemia o por el riesgo de que hagan que las vacunas sean menos eficaces.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos) establecieron en marzo nuevos criterios para clasificar las variantes del coronavirus con la idea de mejorar la calidad del tratamiento que se ofrece a los pacientes afectados.

Los criterios enumerados por las entidades médicas utilizados tienen por objeto aclarar cuánto se sabe sobre los cambios recientes de los virus circulantes. Sirven para evaluar los niveles de transmisión y el riesgo que representan para la población. Para la implementación de los nuevos criterios, desde los CDC se conoció que estaban ampliando las variantes de SARS-CoV-2 de interés para la ciencia, pero que exigirían pruebas más sólidas antes de nombrar variantes adicionales.

“Los CDC están alineados con el enfoque de la OMS en el sentido de que el umbral para designar una variante de interés debe ser relativamente bajo para poder vigilar variantes potencialmente importantes; sin embargo, el umbral para designar una variante preocupante debe ser alto para centrar los recursos en las variantes con mayores implicaciones para la salud pública”, expresó un vocero de la entidad a medios de comunicación en EEUU.

Las nuevas designaciones son: variante de interés, variante de preocupación y variante de gran consecuencia.

Además de las nuevas designaciones de los CDC, la OMS, Public Health England, el organismo homólogo de los CDC en el Reino Unido, utiliza una clasificación adicional para las “variantes en investigación”, que son objeto de estudios en curso.

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