“Las guerras en Europa casi nunca comienzan un miércoles”. Así es como un diplomático ruso desestimó los temores en Occidente de que Rusia iba a invadir Ucrania el miércoles 16 de febrero.
En momentos en que Estados Unidos y otros países de la OTAN están lanzando advertencias sobre el potencial de una guerra devastadora, Rusia no está respondiendo con bombas ni con diplomacia, sino con… sarcasmo.
Es una herramienta que los poderosos en Moscú suelen usar para ridiculizar a sus rivales y desviar la atención de acciones consideradas como amenazantes hacia Occidente o hacia los vecinos de Rusia.
Las bromas y los comentarios mordaces se ajustan a la agenda interior del Kremlin, pues dan la impresión de que Rusia y su poderoso presidente están tranquilos y serenos ante el desasosiego de las democracias occidentales.
A medida que aumentaban los temores de que el presidente ruso Vladimir Putin lanzaría una invasión de Ucrania, los funcionarios rusos se mofaron de la idea.
En un mensaje en Facebook, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zajarova, hizo un llamado a la prensa occidental: “Por favor manden el calendario de las ‘invasiones’ que vamos a hacer este año porque necesito planificar mis vacaciones”.
Los ucranianos llevan semanas bajo la amenaza de una invasión, teniendo a su alrededor unos 150 mil soldados rusos concentrados en la frontera, supuestamente para unas maniobras militares. Rusia anunció hace pocos días que estaba retirando algunas fuerzas, pero los militares occidentales dicen que no hay evidencia de un repliegue serio.
El embajador ruso ante la Unión Europea, Vladimir Chizhov, acusó a Occidente de “difamación” al acusar a Rusia de querer invadir. En una entrevista con el diario alemán Welt, dijo: “No habrá un ataque este miércoles… Las guerras en Europa casi nunca comienzan un miércoles”.
Pareció un comentario más ligero que históricamente significativo. La Primera Guerra Mundial comenzó un martes y la Segunda Guerra Mundial en Europa comenzó un viernes, pero Europa tiene una larga historia de guerras a través de los siglos en que los conflictos comenzaron en diversos días de la semana.
El portavoz del Kremlin Dmitry Peskov también se tomó a la ligera los temores occidentales. Preguntado el miércoles si la administración presidencial rusa opera de manera distinta durante la noche, comentó a reporteros que todos duermen tranquilos y vuelven a sus trabajos en la mañana como siempre.
“La histeria occidental no ha llegado a su clímax”, declaró Peskov. “Hay que tener paciencia, ya que tardará un poco en entrar en remisión”.
El maestro del sarcasmo ruso es el ministro de relaciones exteriores Serguei Lavrov. Es conocido en todo el mundo por sus comentarios ácidos, con frecuencia proferidos en inglés, en sus 18 años como máximo diplomático de Moscú.
El miércoles, Lavrov se burló de Occidente como alguien que “carece de crianza básica” por tratar de predecir o dictar los planes de Rusia.
Aparte del sarcasmo, Rusia ha estado dominando la crisis ucraniana desde un comienzo: primero al concentrar fuerzas en la frontera, y luego al extender periódicamente la posibilidad de una solución diplomática, manteniendo a gobiernos y mercados extranjeros con los nervios de punta.
Si bien Putin ofreció hace pocos días entablar más diálogos, sus intenciones en Ucrania siguen siendo poco claras. Las agencias de inteligencia occidentales creen que podría ocurrir una invasión en cualquier momento. Podría ser un miércoles, o cualquier otro día de la semana.