Carter Blanchard, de ocho años, entró en depresión luego de ser diagnosticado con vitiligo. Sin embargo, su encuentro con un labrador negro de 13 años cambió la historia.
La frase que dice que “El perro es el mejor amigo del hombre” cobra más sentido que nunca con la historia de Carter Blanchard, un niño estadunidense diagnosticado con vitiligo, enfermedad degenerativa debido a la cual la piel pierde pigmentación y aparecen manchas blanquecinas por todo el cuerpo.
Luego de que su piel comenzara a poblarse de las manchas, que crecían poco a poco, el pequeño Carter, con tan solo 8 años, perdió confianza en sí mismo hasta entrar en una fuerte depresión.
“Un día lo iba llevar al colegio y la primera cosa que me dijo cuando entró al coche era que odiaba su cara y odiaba la manera en que se veía”, relata su madre, Stephanie Adcock.
Sin embargo, un buen día las cosas empezaron a cambiar para Carter, y todo gracias a Rowdy, un perro labrador negro de 13 años que también padece vitiligo.
El perrito fue descubierto por la mamá de Carter, que preocupada buscó soluciones en internet y al navegar en la red se encontró con la cuenta en Instagram de Rowdy, quien por cierto cuenta con más de 72 mil seguidores.
Stephanie se dio cuenta de que Rowdy y Carter fueron diagnosticados el mismo año y de inmediato sintió que su hijo debía conocer al simpático perro, así que contactó a Niki Umbenhower, la humana de Rowdy.
Tras explicarle la situación, Niki aceptó que Stephanie y Carter visitaran al labrador. El encuentro entre el perrito y el niño fue mágico, según relata su mamá, quien ahora se siente feliz porque el pequeño volvió al colegio.
Ya que Carter y su mamá viven en Arkansas y Rowdy y Nikki en Oregón, actualmente buscan la forma para verse con más frecuencia, pues no cuentan con los recursos para traslados constantes.