El personal médico, uno de los más golpeados durante la pandemia, fue el primero en ser considerado al inicio de la jornada de vacunación contra el Covid-19; sin embargo, el gremio odontológico hace un llamado a las autoridades mexicanas pues no se les ha incluido dentro de este sector, pese al contacto directo que tienen con sus pacientes, lo cual implica un riesgo para su salud ante los casos asintomáticos.
El pasado 24 de diciembre, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (SEDESA) informó que la aplicación del tratamiento inmunizante contra el SARS-CoV-2 había iniciado. Los primeros clínicos en ser vacunados fueron los jefes de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital General “Dr. Rubén Leñero”, María Irene Ramírez y Fernando Molinar Ramos.
Hasta la fecha, a casi tres semanas que se administraran las primeras dosis, las autoridades sanitarias registran que más de 92 mil personas han sido beneficiadas con ellas. No obstante, algunas ramas de la medicina han quedado relegadas por no formar parte del grupo que combate a la enfermedad de manera directa.
Enrique Grageda Núñez, especialista en ortodoncia, externó su preocupación ya que estimó que el gremio odontológico debe ser enfilado como parte del sector salud, clasificado como de “alto riesgo” y recibir el tratamiento prioritariamente.
“Durante toda la pandemia el gobierno mexicano ni siquiera nos ha mencionado para algún tipo de apoyo económico o incentivo fiscal como micro empresarios y hemos tenido que invertir cantidades muy importantes en medidas de bioseguridad y equipo de protección personal (EPP), manteniendo, al mismo tiempo, la nómina y gastos para sacar adelante nuestras clínicas”, pronunció el maestro en biología molecular craneofacial de la UNAM.
Pandemia obliga a cerrar consultorios
El experto expuso que, a casi de un año de que la crisis sanitaria azotara nuestro país, ha atestiguado cómo algunos colegas se han visto en la necesidad de cerrar sus consultorios por presiones económicas.
A esta situación -detalló Núñez Grageda- se sumaron padecimientos como estrés y depresión. Del mismo modo, los dentistas han sufrido por contraer la enfermedad del nuevo coronavirus. La interacción entre odontólogo-paciente implica un riesgo de contagio para ambas partes, ya que una de las formas más comunes de transmisión del virus es mediante la exposición de gotas de saliva.
Dentro de las herramientas utilizadas en el consultorio odontológico se ubica “la máquina de pieza de mano”, que funciona mediante una turbina que impulsa el aire. Este a su vez, provoca que las partículas salivales se esparzan, posibilitando que toquen superficies o que queden suspendidas en el aire.
La peligrosidad radica en que algunos pacientes podrían visitar al dentista siendo portadoras de la enfermedad sin saberlo, ya sea por atravesar una enfermedad presintomática, en la que la persona infecta antes de desarrollar síntomas, o formar parte de los pacientes asintomáticos. De acuerdo con científicos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) el 59 % de casos provienen de la transmisión asintomática, mientras que un 35 % procede de personas que infectan a otras antes de mostrar síntomas.
En este contexto, el especialista expuso que algunas universidades han solicitado a sus docentes reactivar las actividades académicas: “Los directivos han envalentonado a algunos profesores para abrir las clínicas “tropicalizando protocolos de bioseguridad”, creando focos de contagio importantes y donde la realidad los alcanza más pronto que tarde cerrando nuevamente”.
De esta forma, Grageda Núñez reconoció que la única manera en que el gremio podrá reactivar sus actividades, de forma más segura, será “destinar importantes sumas de dinero para la seguridad de sus profesores y sus alumnos para evitar que las clínicas se conviertan en un foco de infección”, pues hay casos en los que las clínicas cuentan con más de 20 sillones dentales, a menos de un metro de distancia, y sin la ventilación adecuada.
Además, el odontólogo expresó que al momento no han surgido liderazgos en la materia, que monitoree la situación de la comunidad dentista ante las autoridades sanitarias, “para gestionar apoyos económicos, incentivos fiscales, prioridad en la vacunación y desarrollo de nuevas normas y regulaciones para protección e innovación en sistemas educativos que nos permitan enfrentar estos retos”, puntualizó.