Cancún, 18 de febrero.— José Irabién Medina, quien fuera presidente municipal de Benito Juárez en el trienio 81-84, está en Cancún para dar una charla sobre la Reunión Norte-Sur, que se realizó durante su administración, en octubre de 1981, el cual marcó un antes y un después para Cancún. El evento se realizará esta noche en la biblioteca que está a espaldas del Planetario, a las 8 p.m.
“Cancún resolvió problemas generados por la pobreza que se vivían hace 50 años en Yucatán, Campeche y Tabasco. Su desarrollo fue impresionante, aun cuando el éxito también trajo grandes problemas”, manifestó José Irabién Medina, presidente municipal de Benito Juárez en el trienio 81-84.
Destaca que el comienzo fue difícil porque si bien hubo planeación para la zona hotelera y el primer cuadro de la ciudad, a los planeadores se les olvidó que iba a llegar gente, que esa gente se iba a quedar y que iba a demandar servicios, empezando por vivienda.
“En la zona llamada Colonia Puerto Juárez no había agua, no había luz, no había servicios, era horrible”.
Nacido en Chetumal hace 76 años y formado en Puebla, donde cursó toda su formación escolar, Irabién Medina regresó a Quintana Roo en 1975, cuando el primer gobernador constitucional, Jesús Martínez Ross, buscó a jóvenes profesionistas quintanarroenses para invitarlos a integrarse a la naciente estructura de gobierno y sentar las bases del Estado.
En entrevista para el noticiero matutino Origen, destacó que Quintana Roo prácticamente seguía siendo un territorio federal, que se regía por las leyes del Distrito Federal y tenía las oficinas elementales: Oficialía Mayor, Tesorería, Secretaría de Gobierno y Agencias del Ministerio Público Federal.
“No había estructura de gobierno y así vine en el 75 a integrarme a la primera administración. Fui director jurídico, a los dos años se creó la Secretaría Estatal de Turismo y fui el primer secretario y dos años más tarde, al salir Pedro Joaquín como candidato a diputado federal, llegué a la Secretaría General de Gobierno.
“Posteriormente, Pedro Joaquín me llamó a Cozumel y me preguntó qué quería ser. En ese momento se hablaba mucho de la reunión Norte-Sur y eso influyó en mi decisión para decirle: ‘Quiero ser presidente municipal de Cancún’. El me ofreció hacer todo lo posible y así fue”, añade.
Irabién Medina fue presidente municipal después de Alfonso Alarcón Morali y Felipe Amaro Santana.
“Llegué a hacer campaña en diciembre del 80, cuando Cancún tenía como 45 mil habitantes. En el último año de mi administración dispusimos presupuestalmente de 450-470 millones de pesos y ya la siguiente administración ejerció 3 mil 500 millones de pesos, subraya. Fuimos el último municipio pobre”.
Según dijo, la situación cambió gracias a un movimiento de presidentes municipales que organizó una reunión en Puebla para plantear opciones para fortalecer el 115 Constitucional y logró que los municipios cobraran el predial.
En enero del 84, Pedro Joaquín me dijo: “Eso, por lo que tanto han luchado ya se logró, los municipios van a cobrar el predial. Esa es la buena; la mala, que será a partir de la próxima administración”.
“Uno de mis compromisos como presidente municipal era desaparecer el muro que había después de El Crucero, hacia lo que llamamos la colonia Puerto Juárez. A partir del Colegio Miguel Hidalgo todo era tierra, era horrible, espantoso y para eso emprendimos la primera etapa de la avenida López Portillo, hacia Puerto Juárez”.
Afortunadamente, dijo, Pedro Joaquín entendió la situación y se creó el programa Nuevos Horizontes, que ayudó a que la zona se regularizara para introducir los servicios. Era frustrante que en la escuela no hubiese patio y no había recursos para eso.
Lo que sí tenía era una muy buena relación con Fonatur, con Mario Moya Palencia, du director general; con Javier Canales, quien entonces era el gerente local, y Orlando Arroyo, el que lo siguió, a quienes les pedía “desviar” algunos camiones con material que se estaba empleando en el relleno de la zona hotelera.
“Hice lo mejor que pude y tengo la conciencia tranquila”.
En cuanto a la seguridad, recordó que el mayor Enrique Bigurra fue su jefe de la Policía y que el principal trabajo era evitar que se molestara al turista en la playa y, por otro lado, los “cobijeros” en la Tulum, quienes eran muy violentos para vender.