Ayer, en el marco del Día Internacional de la Mujer, Laura Fernández, la alcaldesa de Puerto Morelos, anunció que enviará al Congreso una iniciativa para tipificar la violencia política como delito.
La violencia política es la que tiene que ver con el acoso que sufren, sobre todo las mujeres, cuando aspiran a ocupar un cargo de elección popular. Aunque ya existe en la legislación el mandato expreso de la equidad en las candidaturas , todavía subsisten resabios de un machismo que lesiona la integridad y la dignidad de muchas mujeres, lo que va en detrimento de la calidad de nuestra vida democrática.
Laura Fernández sabe muy bien de lo que habla, porque ella lo ha sufrido en carne propia. La violencia política es eso: la intromisión en la vida privada de las personas que legítimamente aspiran a un cargo de elección popular, y la denigración de que son objeto.
Cuando Laura Fernández sufrió acoso y difamación, nunca se victimizó. Ella siguió adelante, nunca se rindió ni se debilitó su ánimo. Seguir hacia delante ha sido su divisa. Seguir adelante, a pesar de todo.
Todo recuerdan que Fabián Vallado, uno de los cancerberos de Roberto Borge, lanzó en su contra una campaña canallesca, en mancuerna con Ulisés Ruíz, entonces delegado del PRI en la entidad. No querían que obtuviera la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Puerto Morelos. Tanto Borge como Fabián y Ulises querían que la candidata fuera la delegada de Sedesol, para cumplir oscuros acuerdos políticos.
Ya como candidata, Laura fue objetivo de un ninguneo de parte de su partido, el PRI. Tanto Borge como Vallado y Ulises pregonaban que Laura no obtendría la victoria. Decían a voz en cuello que la Alianza PRI-Verde perdería la presidencia municipal de nuevo municipio.
Pero se volvieron a llevar un chasco, porque Laura realizó una intensa campaña electoral, a ras de tierra, en diálogo permanente con la gente, y obtuvo una clara e inobjetable victoria que fue ratificada en todas las instancias legales.
Es por eso que Laura tiene la autoridad moral para enviar la iniciativa de ley que califique como delito la violencia política. Porque la sufrió en carne propia.
Ayer, Laura Fernández explicó una de las razones de su iniciativa: “propongo esta iniciativa porque en algún momento fui víctima de violencia política y hoy que tengo una representatividad como mujer en un cargo de elección popular tengo la responsabilidad moral de promover acciones que permitan a más mujeres participar en la política”.
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