Cuando asumió la gubernatura, y cada vez que hay oportunidad para ello, Roberto Borge Angulo subraya que la seguridad pública es una “prioridad absoluta” que requiere la “máxima atención”.
No es casual, entonces, que el gobierno de Estados Unidos considere a Quintana Roo como la región más segura de México.
¿Y por qué aceptar entonces la renuncia a quien se le podría atribuir la arquitectura, el diseño del andamiaje que ha permitido generar esa percepción necesaria para una actividad tan vulnerable como el turismo?
Fundamentalmente porque Carlos Bibiano Villa no era el único y tampoco el responsable más importante de la seguridad pública en el estado. Pero además, el sobrino-nieto de Pancho Villa se volvió hace tiempo en un elemento que distorsionaba el objetivo, se convirtió en una resistencia que impedía que otras corporaciones avanzaran.
Las policías municipales, sobre todo las de Solidaridad y Benito Juárez, las más grandes y mejor preparadas, tienen un peso específico mayor en los objetivos logrados hasta ahora en materia de seguridad, junto con la Procuraduría de Gaspar Armando García Torres que cuenta con su propia estrategia de patrullaje, investigación e inteligencia.
Más que ayudarles, Villa era para esas corporaciones un estorbo. No entendió que el mando único impulsado por Borge Angulo y los presidentes municipales es coordinación, colaboración, trabajo en equipo y no imposición o autoritarismo.
Posiblemente el estilo de Villa sirvió para el momento crítico en el que Borge Angulo tomó el poder, cuando en Estados Unidos, el principal mercado turístico del Caribe Mexicano, incluían constantemente al estado en sus alertas de viaje.
Pero las condiciones de ahora son diferentes. Hay corporaciones policiacas plenamente consolidadas, como la que encabeza Rodolfo del Ángel en Solidaridad o la de Arturo Olivares Mendiola en Benito Juárez. En Chetumal, Cozumel , por mencionar otros municipios, también hay jefes policiacos experimentados.
De modo que en el plano estatal lo que se requiere ahora es una figura que coordine el mando único con más praxis política, que conozca, que tenga relación cercana con los jefes de las demás corporaciones y para ello no es necesario que sea policía de carrera o militar.
Y justamente el nombramiento de Juan Pedro Mercader Rodríguez rompe con el paradigma de que el secretario de Seguridad Pública tiene que ser policía de carrera, militar u oficial de la Armada. Es el primer civil en acceder al cargo. La decisión del Gobernador también hace a un lado la costumbre que se arraigó en los últimos gobiernos de acudir a ciertos “promotores”, “promotoras”, consultoras o funcionarios federales para que recomienden a alguien. Ya vimos que eso no garantiza nada.
Platea
El trabajo de Mercader Rodríguez mucho tendrá que ver con el que realiza Harley Sosa Guillén en la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Para nadie es un secreto que el Gral. Villa no es afecto a la misión de ese organismo, al contrario, va en sentido opuesto. El ha dicho que primero dispara y luego averigua… si tiene tiempo y ganas.
Mercader Rodríguez y Sosa Guillén coincidieron, ambos como subsecretarios, en la Secretaría de Gobierno que comanda Gabriel Mendicuti Loría.
Luneta
El gobierno de Paúl Carrillo de Cáceres no quiere dejar nada a la casualidad en el delicado trabajo de resguardar la integridad y el patrimonio de los cancunenses ante el riesgo latente que son los fenómenos metereológicos.
La supervisión que se realiza a instalaciones privadas en las que hay grandes concentraciones de gente, como los centros comerciales, es inédita. Ninguna autoridad había asumido tal nivel de compromiso no solo para inspeccionar los edificios, sino incluso para clausurarlos por representar un riesgo para la población.
Acciones de ese tipo hacen sentir segura a la población.
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