En Contexto
Para ser una mejor sociedad
Por Rodrigo Navarro
La revista People lo consideró uno de los hombres más sexis del mundo a pesar suyo. Era tecladista de una banda de Pop y tiene una orden del Imperio Británico por sus aportaciones a la ciencia. Este físico de partículas es considerado el verdadero heredero de Carl Sagan.
Carl Sagan tuvo 5 hijos biológicos dos de ellos con Lynn Margulis quien vino a México a finales de los años 70´s invitada por Antonio Lazcano a un simposio sobre el origen de la vida y ahí la conocimos. Y podría pensarse que ahora que tomó la batuta de la serie Cosmos, el Astrofísico neoyorquino Neil DeGrasse es el heredero de Carl Sagan. Es tan solo uno de ellos, quienes mantienen viva su misión: contar al mundo las maravillas del universo y sembrar en los televidentes una semillita de curiosidad y conocimiento.
Entre estos se encuentran el propio DeGrasse, el físico teórico estadounidense Brian Green, pero la prensa internacional ha considerado al británico Brian Cox el mayor heredero de Carl Sagan como difusor de la ciencia semana a semana en la serie El Universo Humano que difunde la BBC.
Cada siete días, Brian Cox con pasión y asombro reflexiona sobre las implicaciones filosóficas y existenciales de los más recientes descubrimientos de las ciencias.
Recientemente Cox declaró a un periodista español, “la mayor hazaña intelectual de la humanidad ha sido comprender nuestro lugar en el tiempo y espacio: somos simplemente una de las millones de especies que habitan en un planeta que alimenta una estrella, nuestro sol, entre 200 mil millones de estrellas de una galaxia entre billones de galaxias. Somos afortunados de, siquiera, existir. Somos un feliz accidente.
Lo más importante de nuestra civilización ha sido acumular conocimiento y enseñarlo a los jóvenes. La escritura nos permitió compartir información de generación en generación. Cuanto más exista ciencia en televisión, mejor nos irá como sociedad”.
Me han felicitado y bromeado respecto a la frase que nos dijo Jean Michel Cousteau, JMC este fin de año a mi esposa y a mí, que somos parte de su familia. Lo tomo en este contexto, como ser parte para tomar la batuta por Jean Michel en el legado que él particularmente recibió de su padre.
Así he leído, de nuevo, con atención, Mi padre el Capitán (2012 Ed. Planeta) y visto la película Mi padre el Capitán y los dos documentales ganadores de los oscares El mundo del Silencio (en 1957) y Un mundo sin sol (en 1965) que lo llevó a hacer un especial en TV de donde posteriormente, vino una serie de tres años de duración alrededor de los océanos y mares de todo el mundo que lo catapultó a la fama.
En Mi Padre el Capitán Jean Michel advierte sobre la idea de riqueza infinita de los océanos que se tenía en los 40´s cuando su padre inventa junto a Emile Gagnan el regulador (en realidad no se había siquiera pensado en ello), en los 50´s cuando perfecciona el Aqualung junto a las cajas estancas para meter cámaras cinematográficas, realiza y promueve El mundo del silencio (1956), y se vuelve notorio en Europa. Hay una secuencia en esta película en donde unos biólogos que acompañan al capitán en una de sus expediciones toman muestras de peces pescándolos con “cuete”, dinamita. Práctica común, por desgracia, en aquella época.
Cuando renuncia a la marina francesa al ser nombrado Director de Museo Oceanográfico de Mónaco, donde por cierto Grace de Mónaco regala a madame Cousteau a Zoom un sabueso que les acompañó en todas las expediciones, se puede dedicar en cuerpo y alma a sus pasiones. El cine y bucear. Se le ocurre capturar 10 delfines para su exhibición. Ahí tras la muerte de un delfín en especial con el que Jean Michel estableció un vínculo, aprendieron que era un crimen tener delfines en cautiverio.
En los 60´s aún se piensa en el océano como una fuente infinita de riqueza y hay incluso una secuencia en Un mundo sin sol donde unos buzos tiran en el fondo del mar el carbono activado que ya habían utilizado en los filtros de la plataforma continental, CONSHELF II donde 10 aquanautas viven tratando de ser los primeros humanos en habitar los fondos marinos. También JM cuenta en Mi padre el Capitán como capturaron a dos lobos marinos y llegaron, al morir uno de uno de ellos, a la misma conclusión que con los delfines. No es justo el cautiverio de ninguna especie de vida silvestre. Aunque por compromisos toman muestras de peces para su estudio y clasificación, y para la colección del Museo Oceanográfico de Mónaco.
¿Qué le sucedió al Capitán Cousteau, qué fue observado a lo largo de 40 años para que hacia el final de su vida fuese un furibundo ecologista que incluso haría palidecer a Greenpeace hoy día?
Simplemente fue observando en tres viajes alrededor del planeta durante 25 años el deterioro del océano y sus ecosistemas por la acción humana, en busca de la ganancia a corto plazo sin pensar en las generaciones futuras. En realidad el Capitán Cousteau no se refería a los niños en ese momento, de ellos ya se estaba ocupando, sino a los no nacidos.
Esta semana en el Journal of Science se publicó un artículo de Douglas McCauley, un ecologista de UCLA, Santa Barbara (donde por cierto vive JMC) llamado Defaunación Marina: la pérdida de la vida marina en los océanos del mundo.
En los 50´s y 60´s que el capitán Cousteau hacía sus pininos en la exploración del océano la pérdida de especies marinas por explotación era cero. La tasa de reposición del ecosistema restituía lo que el hombre en todo el orbe tomaba de sus aguas.
La nota la tomó el NY Times y la difundió con el encabezado La vida marina enfrenta una extinción masiva, dice un amplio estudio. En este estudio trabajaron cientos de científicos liderados por el propio McCauley y otros 5 especialistas. Analizaron miles de reportes científicos de universidades de todo el mundo. “Hemos llegado a la conclusión que estamos sentados a la orilla del precipicio de un evento de extinción masiva”, escribe McCauley.
“Tenemos suerte, escribe otro de los autores Malin L. Pinsky, aunque los impactos se han acelerado alrededor de todo el mundo, aún no son tan malos que no podamos revertirlos”.
Los autores revisaron datos del registro fósil en complicados programas de computadora, capturas de pesca, el derrame de químicos en el mar, la acidificación y calentamiento del océano por efecto del CC, la basura y el plástico en el mar y efectos de la minería oceánica. En el 2000 el fondo del océano que era utilizado por la minería era cero. Hoy día son más de 119 mil Ha2 que se utilizan para tal fin en los océanos globales.
El 40% de los arrecifes de coral en el mundo han desaparecido debido al calentamiento del mar y la acidificación del mismo producto del exceso de CO2 en la atmósfera. Los bancos de peces están migrando hacia aguas más frías a consecuencia de ello. El 40% de las pesquerías están sobre explotadas.
En la zona costera los ecosistemas frágiles útiles como los manglares que limpian el agua, están siendo reemplazados por granjas de peces y por infraestructura urbana. Las tasa de extinción son hoy día 5 veces más rápidas que en pasado y es en el océano donde son aún más rápidas. Y el peor problema de todos, el plástico que flota en el océano. Y si a eso le sumamos las aguas negras y los químicos tenemos una tormenta perfecta. Al borde de una extinción masiva de especies animales oceánicas.
En un libro de publicación póstuma que escribió durante los últimos 10 años de su vida, Los humanos, las orquídeas y los pulpos, (Ed, Ariel 2006) el Capitán Cousteau en una especie de testamente ecologista subraya:
“Estamos atrapados en el círculo vicioso del saqueo: la degradación que hemos causado nos embota los sentidos y de este modo se auto perpetua. Con cada extinción de una especie, con cada destrucción de un paisaje, con cada corrupción de una masa de agua, la gente se da cuenta de que la vida es menos agradable, pero luego descubren que la desolación no es la muerte, que pueden sobrevivir y por fin se acostumbran adaptándose a una calidad de vida más baja. El empobrecimiento del medio ambiente corre paralelo al empobrecimiento del espíritu. Cada uno, es causa del otro, y ambos se agravan progresivamente”.
Por obvias razones fue un libro que tuvo dificultades para su publicación, tardó más de 10 años. En otro capítulo escribe: “Lo sorprendente, lo terrible, es que la gente sepa que sus gobernantes mienten y no hagan nada al respecto. Sobre todo la prensa que tiene el poder de informar al gran público”.
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