La Paz.— Luego de que el economista de izquierda Luis Arce, delfín del exmandatario Evo Morales, fuera proclamado presidente electo de Bolivia por el órgano electoral, cinco días después de su sorpresiva victoria en primera vuelta, se informó que Morales partió de Argentina rumbo a Venezuela.
Morales, que estaba en Buenos Aires desde diciembre en calidad de refugiado, partió desde el aeropuerto internacional de Ezeiza de Buenos Aires rumbo a la capital venezolana.
Según cita la prensa local, el líder del Movimiento al Socialismo (MAS) regresará a la capital argentina el próximo domingo.
Morales adelantó días atrás que tiene planeado regresar a Bolivia en una fecha aún no fijada después del rotundo triunfo de su delfín político. “Todavía no está programado mi retorno a Bolivia”, dijo el miércoles último, en tanto el presidente Alberto Fernández se manifestó dispuesto a acompañarlo.
Morales renunció a la presidencia de Bolivia el 10 de noviembre de 2019 tras perder apoyo de las fuerzas armadas en medio de las denuncias de fraude.
Primero viajó a México y luego llegó como refugiado en Argentina a partir de la asunción del peronista Alberto Fernández el 10 de diciembre.
Más temprano, “el Tribunal Supremo Electoral declaró como presidente electo a Luis Arce Catacora, y como vicepresidente electo a David Choquehuanca Céspedes”, anunció el jefe del recinto, Salvador Romero, al acabar el conteo oficial de los votos de los comicios del domingo.
Romero expresó que la proclamación de Arce “constituye el último acto de un proceso transparente seguro y verificable”, lo que fue “reconocido” por los adversarios del ganador y “avalado” por los observadores internacionales. “Recibimos este mandato democrático con mucha humildad. Ahora nuestro gran desafío es reconstruir la patria, recuperar la estabilidad y la esperanza”, dijo Arce en un mensaje en su cuenta oficial de Twitter.
Arce ganó las elecciones del domingo en forma sorpresiva y contundente con 55% de los votos en primera vuelta, superando ampliamente a su principal rival, el centrista Carlos Mesa, y a los demás candidatos. El resultado final coincide, con leves variaciones, con las proyecciones dadas la noche del domingo por dos encuestadoras, que permitieron acabar con la incertidumbre por la falta de resultados preliminares oficiales siete horas después del cierre del sufragio.
Mesa, quien gobernó Bolivia en 2003-2005, manifestó este viernes que encabezará una “oposición responsable, vigilante, fiscalizadora”, con “un seguimiento a detalle de lo que van a hacer las nuevas autoridades”.
El triunfo de Arce marca el retorno al poder del Movimiento al Socialismo (MAS), 11 meses después de la caída de Morales en medio de una convulsión social y denuncias de fraude electoral.
Arce será investido como nuevo mandatario del país en una ceremonia ante el Legislativo nacional el 8 de noviembre, informó este viernes la presidenta del Senado, Eva Copa.
Arce, de 57 años, que fue el artífice del “milagro económico” del gobierno de Morales (2006-2019), consiguió su victoria gracias al capital político de su mentor y a las esperanzas de un retorno a la prosperidad perdida, en un país azotado por el coronavirus y la crisis económica.
Sectores de derecha, conmocionados por el sorpresivo veredicto de las urnas no anticipado por ningún sondeo, han protestado en Santa Cruz (este) y Cochabamba (centro) denunciando un supuesto “fraude”.
Sin embargo, la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) dijo que el proceso fue limpio y transparente. La Unión Europea, que también envió observadores electorales a Bolivia, felicitó a Arce y expresó su esperanza de comenzar a trabajar en breve con las nuevas autoridades electas. Una nota firmada por el alto comisionado europeo para las Relaciones Exteriores, el español Josep Borrell, también elogió la masiva participación electoral en la nación, a pesar de las restricciones por la pandemia de coronavirus.
La Unión Europea “continúa al lado de Bolivia, y espera poder trabajar con las nuevas autoridades”, dijo Borrell. El MAS obtuvo mayoría en ambas cámaras, pero no logró los dos tercios que le hubieran permitido aprobar cualquier ley sin necesidad de negociar con otras bancadas.