Son partidos de ocasión y al mejor postor. Son los llamados partidos pequeños que no llegan ni siquiera a ser “bisagras” porque no alcanzan el número suficiente de votos para tener esa condición. Pero allí están, con su exiguo número de votos, arañando el mínimo para sobrevivir a expensas del presupuest, es decir, de nuestros impuestos.
No tienen una plataforma electoral clara, viable, congruente o cundo menos creíble. El programa expuesto por sus candidatos es un compendio de disparates en el mejor de los casos. Vaya, ni siquiera son ocurrencias. Parecen, sus candidatos, pepenadores no de ideas sino de morralla o menudencias.
En las elecciones federales pasadas surgieron partidos alentados por intereses a veces claros y en ocasiones oscuros o inconfesables. Obtuvieron su registro el PES y el Humanista. El Humanista lo perdió al no alcanzar el número mínimo de votos requerido para mantener su registro.
En el programa Estado de los Estados, que conduce Lilia Arellano Saldaña, estuvo presente Rogelio Márquez Valdivia, candidato del Partido Encuentro Social a gobernador de la entidad. Fue una oportunidad inigualable para que expusiera su programa y su plataforma. Pero nada. De hecho es el primer candidato entrevistado precisamente en el inicio de las campañas a gobernador. Per desaprovechó la ocasión de dirigirse a sus potenciales electores para dar a conocer su oferta electoral.
Nada. La nadería sublimada. Rogelio fue militante del PAN, partido bajo cuyas siglas fue diputado local y en dos ocasiones regidor. Renunció a ese partido porque, dijo, extravió la brújula, lo cual es cierto. Pero Rogelio no ha encontrado la suya. En el popular programa de Lilia Arellano, que es de confrontación de ideas, que es libre y polémico, Rogelio se mostró limitado en su capacidad expositora. No logró hilvanar conceptos definidos que marcarán el rumbo de un candidato que aspira a gobernar a un estado con la proyección y la vitalidad de Quintana Roo.
Habló, en lo recordable, de rescatar a los valores de la familia y de la sociedad. Una vaga idea general que no logró aterrizar. Porque los valores de la familia existen y tienen una clara vigencia. Son los que le dan cohesión a la comunidad. Es verdad que en regiones de alta migración como la zona norte de Quintana Roo se dan fenómenos preocupantes de falta de cohesión social, pero ese no puede ser el eje de una campaña a gobernador. Porque esos valores están vigentes y son los que le dan continuidad y fortaleza a nuestra sociedad.
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