“¡Amo a México, a mi país!”, dice el personaje identificado como Joaquín, en una secuencia de la película Capo, el escape del siglo.
Los espectadores en la sala Cinépolis Forum Buenavista ríen un poco al escuchar la frase, y luego de plano lanzan una carcajada cuando, en otra escena, el responsable estadounidense de asuntos para Ámérica Latina (Kristoff Raczynski) asegura que su país sólo quiere acabar con el narcotráfico y por ello exigen la captura del mafioso.
Una de las tesis del filme es que a EU le interesa acabar con el capo para quitar intermediarios de la droga que sus ciudadanos consumen y negociar directamente con narcos de Colombia.
“Sabemos que así es, no sé por qué se hacen”, dijo tras la función Sandra Madrid, quien asistió junto con un amigo a la primera proyección, programada al mediodía.
La cinta estrenó ayer en salas nacionales con buena asistencia. Entre el Forum y el complejo Cinépolis Bucareli, se contabilizaron cerca de 70 asistentes (aproximadamente la tercera parte de las salas) en la primera función.
La fuga del capo se reduce al primer minuto del largometraje, donde con voz en off se escucha al protagonista decir que lo lleven a casa.
En algún momento se le pregunta cómo logró escapar y responde que todo es un circo de las autoridades.
“Eso es lo que creemos también”, considera Mario Rangel, otro espectador, “venimos a ver de qué se trataba la película y no está mal”.
Ninguno de los asistentes compraron en dulcería. Todos iban con la intención de ver el filme asuzados también por la información reciente de la recaptura de El Chapo Guzmán.
“Pues hay que ver de qué trata esto ¿no? Pensé que iba a verse cómo escapó y no, pero me gustó, sólo los balazos de pronto no los creí”, expresó Diego Munguía, estudiante de leyes.
Un personaje causó confusión: Manuel El Cochiloco. Algunos asistentes lo conocieron por la interpretación de Joaquín Cosío en El infierno, pero nadie sabía que, en la vida real, El Cochiloco fue un narco rengo, asesinado por colombianos presuntamente por robarles una carga.
En el filme, este personaje está en Venezuela, ayudando a un presidente de apellido Maduro a crear grupos paramilitares. Pero es traído por el gobierno mexicano para buscar a El Capo. “En la película dicen que sólo negocian su recaptura, no sé si sea cierto”, apunta Joaquín Díaz, otro asistente.
(Agencias)