Extasiado, Enrique Peña Nieto sonreía ante el magnífico regalo que le había hecho Sergio Pérez, entonces piloto de Fórmula 1 de Force India: un volante del bólido que conducía, un overol del equipo y unos guantes.
“Estos son recuerdos de vida, escucha lo que te digo, son recuerdos de vida. Tú seguirás corriendo, yo dejaré de ser presidente alguna vez, pero siempre tendré este recuerdo de vida del relanzamiento de la Fórmula 1”, le decía el exmandatario al piloto tapatío.
Era octubre de 2015 y algo se interponía entre el beneplácito de Peña Nieto y su deseo de conservar esos presentes, cotizados en miles de dólares en sitios especializados en venta de artículos originales de la Fórmula 1 o páginas de subastas: la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.
Ésta lo obligaba a entregar a la Secretaría de la Función Pública (SFP) todos los obsequios con valor superior a 10 días de salario mínimo vigente (70 pesos diarios en esa fecha, 2015).
Obligado a elegir entre respetar la ley o conservar esos regalos, Enrique Peña Nieto eligió lo segundo.
La solicitud de información 0210000141016 hecha a la Presidencia de la República para conocer el destino de los regalos, establece que nadie en el gobierno de Peña Nieto supo del destino del overol, los guantes y el volante.
“Derivado de una búsqueda exhaustiva y razonable en sus respectivos archivos, no se encontró evidencia documental de la información relacionada con el destino del o los obsequios que el piloto de Fórmula 1, Sergio Pérez, hizo al presidente de la República, C. Enrique Peña Nieto”.
En numerosas fotografías, videos y reportes noticiosos constaba cómo Checo Pérez entregó los objetos a Peña Nieto; sin embargo, las respuestas de la Presidencia y la SFP no dejaban duda: nadie sabía el destino de esos bienes.
De acuerdo con José Roldán Xopa, doctor en Derecho, integrante del Sistema Nacional de Investigadores y docente del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el hecho representa una violación de la ley.
“El Presidente estaba obligado a cumplir con las disposiciones aplicables y estaba sujeto a las restricciones de la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos para recibir regalos con valor superior a 10 salarios mínimos. Hay información pública en la que consta lo que recibió, si no cumplió con las disposiciones, violó la ley”.
La norma en esos años estipulaba que el servidor público responsable de quebrantar la ley podría ser amonestado, suspendido del empleo por un plazo de entre tres días y un año, destituido o sancionado económicamente, en caso de que se causara un perjuicio, o el funcionario obtuviera beneficios económicos. Si esto último no ocurría, la multa sería de tres meses o un año de inhabilitación.
La SFP de Peña Nieto no hizo investigación alguna.
Si bien la ley disponía de un castigo en caso de que se causar un perjuicio, la conducta del entonces Mandatario tiene un significado, señala Roldán Xopa: “El Presidente incumplió obligaciones y estas no deben estar sujetas al capricho de las personas”.
A veces sí, otras no
En los archivos del gobierno de Peña Nieto consta que, en algunos casos, sí atendió la obligación legal.
Un informe elaborado por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, elaborado en 2019, da cuenta de los bienes recibidos por el titular del Ejecutivo entre 2012 y 2018.
Un documento en Excel describe los mil 968 objetos obsequiados al Mandatario, la fecha en que se pusieron a disposición de la SFP, el precio en el que se pusieron a la venta y la cantidad obtenida.
Se enumeran cientos de botellas de vinos de mesa, tequilas, mezcales, whiskys, rones, digestivos y champagne. Desde los whiskys de una sola malta vendidos en 2 mil pesos, hasta rones de 300 pesos.
La lista es significativa en cuanto a la variedad de los objetos. Incluye maletas con rudas que pueden comprarse en 2 mil pesos, iPhones, iPads, iPods, pantallas planas, corbatas marca Ferragamo, Hermes, Hugo Boss, mascadas Pineda Covalín o Calvin Klein, latas de sardina, atún en aceite, perfumes, relojes o joyas como un collar de 42 perlas naturales que el gobierno vendió en 10 mil pesos.
Una columna del listado muestra que los objetos también se entregaban al Servicio de Administración y Enajenación de Bienes y este lo daba a la SFP. Entre esa montaña de bienes no están los artículos usados por el piloto.
Esos objetos son símbolo del desapego a la ley de servidores públicos, como lo ha diagnosticado el estudio del World Justice Project, que mide cuánto se respeta el Estado de derecho en un país.